Háblenos de su personaje.
Zavala es un periodista, un escritor que es contratado por Kathie para novelar sus viajes por Asia y África. Parece algo muy sencillo pero se va convirtiendo en una relación más compleja.
¿Cómo es esa relación?
Les va acercando y, poco a poco, mostrando como realmente son, qué es lo que han dejado en la vida, cuáles han sido sus sueños, cuáles las trampas que ellos mismos se han puesto para seguir viviendo, para soportar la vida. Ahí aparece la imaginación, tan necesaria para soportar la realidad de la vida, el dolor o las frustraciones.
Vargas Llosa no ha visto su obra puesta en pie por actores profesionales muchas veces. ¿Qué les ha dicho?
Él ya la ha visto varias veces y está muy contento y muy emocionado. A nosotros nos hacía ilusión poner esta obra en pie, era un reto porque apenas se ha hecho. Estamos muy contentos con el resultado.
También está contento el público.
La sala está llena todos los días y esto es una gran alegría, está respondiendo muy bien y nosotros estamos encantados.
¿Cuál diría que ha sido el mayor acierto de Magüi Mira?
Ella tenía mucho respeto a la obra de Mario, a lo que él quería contar. Creo que el secreto ha sido confiar mucho y desear mucho lo que ella quería contar, lo que la obra significa para ella. Tenía mucha ilusión y le ha puesto mucho cariño, mucho amor y hemos estado todos en una.
No podemos pasar por alto a su partenaire, Ana Belén.
Es un lujo estar con Ana. Es una actriz estupenda, nos hemos entendido muy bien.
Dice Vargas Llosa que Zavala no se consuela de no haber sido Víctor Hugo. ¿Usted tiene alguna espinita clavada?
Ésta es una profesión que nunca se termina de conocer, en la que siempre se está aprendiendo y uno cree que lo mejor está por llegar. Estoy muy feliz de vivir de esta profesión y lo que pido es seguir soñando y seguir teniendo el ánimo y la ilusión por hacer siempre cosas cada vez más interesantes y con las que pueda aprender.
¿Cómo acaba un forofo del Barça que iba para futbolista en esto?
(Risas). Era muy buen deportista y eso me llevó a salir de mi pueblo y a tener una proyección de futbolista profesional, pero mi sueño más profundo era ser actor y dedicarme a la interpretación. Decidí venir a Madrid, estudiar en la RESAD y es un regalo que me hizo la vida.
¿Y qué lugar ocupa el teatro?
Necesito el teatro, el contacto con el público me hace crecer como actor. Aunque he hecho cine y televisión, creo que la esencia es la misma, pero el teatro tiene un plus de creación, sobre todo en el proceso de ensayos, que nos enriquece mucho.
¿Cuál es ese viaje que Ginés García Millán no olvidará nunca?
La vida me regaló un viaje maravilloso. Benito Rabal me llamó para hacer una serie en Sudamérica, “Nazca”. Fue mi primer papel en televisión. Esos dos años trabajando y viajando por toda América fueron una maravilla y un regalo inmenso que guardaré siempre en mi corazón.
“Isabel”, “Frágiles”, “Los hijos se han dormido”… ¿Cuál es el secreto?
Amar profundamente lo que haces y poner todo el alma y todo el corazón en lo que estás haciendo sin pensar en lo que podías hacer y disfrutar mucho.