Helena Pimenta

 
¿Qué dice el parte médico del teatro hoy?

Es un arte que está tocado en este momento como tantos otros por las cuestiones económicas y por la dificultad de pérdida de tejido profesional y es un arte que está exigiendo mucho esfuerzo a las personas que lo siguen defendiendo y sin embargo el nivel, el riesgo que se está asumiendo es absolutamente ejemplar y yo soy de las que piensa que muchos de los lenguajes del teatro en este momento se ha adquirido un nivel y una madurez extraordinarios.


¿En qué ha mejorado y en qué ha empeorado el teatro en el último año?

Yo creo que ha ido empeorando en tanto en cuanto se han perdido espacios donde representar por problemas económicos. Antes se representaba en muchas ciudades de España, el mercado era más amplio y esa pérdida de plazas, esa pérdida de inversión económica ha hecho que se haya perdido en un porcentaje muy alto trabajo y se ha perdido trabajo muy importante. No ha mejorado, ha ido a peor porque la crisis le golpea de una forma muy fuerte.


¿Qué papel deberían jugar los teatros públicos en la actual situación?

Mi vida en estos años está completamente concentrada en la compañía y aquí no para de haber trabajo y no para de haber cosas que hacer. Es evidente que el esfuerzo, los presupuestos con los que contamos es el 50% menos que hace justo antes de entrar yo, por lo cual los centros dramáticos, como somos personas muy conscientes de esa realidad tratamos de comprometernos muchísimos con la idea de lo público y ofrecer lo mejor de lo que tenemos y crear espacios y proyectos que den trabajo a mucha gente pero siempre con calidad y en todas las áreas, intentando mantener todos los oficios y seguir luchando por que sea un círculo más amplio. Que no solo sea presentación de espectáculos, sino también formación, con el público, una relación muy directa con el espectador, un montón de actividades… Yo creo que nos ha tocado un momento muy difícil pero por suerte con equipos muy avezados dentro, con mucha experiencia y con mucha entrega. Somos muy conscientes de nuestro papel y tratamos de que sea una casa de calidad, de búsqueda, de creación de pensamiento crítico y de oficio y ofrecer el máximo de trabajo con excelencia.


Al espectador habría que pedirle… ¿Cómo ve al público?

Yo tengo la impresión de que ha habido público renovado en estos años quizás porque han elegido el camino del teatro por una cuestión espiritual o por una cuestión práctica, es decir, en tanto en cuanto no podían hacer de su ocio viajes y viajar más cerca, viajar en el tiempo y en el espacio en vivo lo ofrece el teatro. La calidad está presente y cuanto más sabe el espectador de eso, cuanto más conoce y cuanto más reconoce, más disfruta. El despegue, la proliferación de propuestas con mucha calidad han despertado también. Ha sido un movimiento de las dos zonas, de acercamiento, ese público no lo vamos a perder, vamos a seguir luchando por multiplicarlo. Yo me siento muy agradecida al público, a veces me parece imposible. Es muy emocionante, nos ha ayudado mucho a creer en lo que hacemos, nos construye discurso.


Como espectadora, ¿qué elige a la hora de ir al teatro?

Me gusta casi todo, lo que pasa es que no tengo tiempo. Ahora no sé los meses que llevo, me gusta la dramaturgia contemporánea, me gustan los formatos más pequeños, los más grandes, disfruto mucho en el teatro. No me gusta el teatro que está hecho sin rigor, pero es raro que ocurra eso, porque lo normal es que la gente se comprometa. Luego me voy a otros países a ver cosas, de todo tipo y en cualquier sala.


La última obra que ha visto… ¿Qué le pareció?

Lo último que vi que me sorprendió muchísimo era en Burdeos en una sala vi un trabajo representado por gentes con discapacidad y me sorprendió muchísimo lo que estaban haciendo y la convicción, ¡madre mía!, lo que estaban proponiendo.

 

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