Dirigir algo tan grande como la CNTC requiere…
Tener las ideas claras del proyecto, tener un discurso coherente como directora artística y de gestión del que es partícipe todo el equipo. Se trata de una actividad en equipo, en todos los sentidos. Pasión, entusiasmo, respeto, espíritu crítico, dedicación, generosidad y amor, sí, amor. También hay que estar en forma, cosa que yo no cuido mucho.
¿Cómo se lidia con los recortes?
Analizando cada proyecto particular al mínimo detalle y de la misma forma el proyecto general. Haciendo un seguimiento exhaustivo de sus contenidos, del cumplimiento de objetivos artísticos y económicos, echándole imaginación y contando con la complicidad de todos los implicados que son conscientes de las dificultades y quieren defender lo que significa un teatro público como este.
Es necesario que los teatros públicos…
Sigan adelante ofreciendo el mejor trabajo posible, siendo modelo de profesionalidad. Que mantengan su autonomía artística y de gestión, como hasta ahora, y que no dejen de avanzar en la profundización en las distintas áreas de trabajo, estando muy abiertos a las necesidades de la sociedad y a diferentes profesionales que aporten variedad, talento y discursos diversos a estas Casas del Teatro.
¿Por qué siguen siendo minoría las mujeres en esto de la dirección?
Por fortuna, cada vez hay más pero el número crece poco a poco. Hace tiempo era un espacio artístico muy vedado a las mujeres, ahora la cosa ha cambiado pero, como en todas las profesiones, sigue habiendo obstáculos de diversa índole, a veces muy sutiles, difíciles de salvar.
