Íñigo Ramírez de Haro

 Ingeniero aeronáutico, filólogo, diplomático, escritor, dramaturgo, poeta, actor, director de escena con teatro propio y compañía, productor, profesor de teatro, director de una escuela de formación teatral, XX marqués de Cazaza y cuñado de Esperanza Aguirre, entre otros. Íñigo Ramírez de Haro dice que si se repitiese una guerra civil sería fusilado por ambos bandos. Y es que cuando agarra la pluma no deja títere con cabeza. Charlamos con él de “Trágala, trágala…”, el musical que revive a Fernando VII para escupirnos a la cara unas cuantas verdades a ritmo de sainete.
¿Cuáles son esas verdades?

Que en España sigue la Inquisición, la desmemoria para que todo vuelva a repetirse y nunca cambie nada y que la pregunta más pertinente es siempre: ¿Cuándo será la próxima guerra civil?


De todo lo que ve, ¿qué es lo que más le sorprende a Fernando VII?

Que han pasado dos siglos y los españoles siguen cargados de odio y divididos en dos bandos para exterminarse. Los españoles son grandes en odio.


Explique qué es “Trágala, trágala…”.

Es una de las canciones más siniestras de la Historia de España: la que canta el pueblo cuando a Fernando VII le fuerzan a jurar la Constitución. “Trágala, trágala, perro / Trágala, trágala, la Constitución…”. ¡Qué buena manera de atragantarse con ella! • A pocas semanas de las elecciones generales, ¿nos va a servir de algo ir al teatro a ver su obra? Sí, es fundamental ver mi obra si no tienes claro a quién votar, porque así a la salida lo vas a tener aún menos claro.


Una obra suya levantó ampollas en 2003. ¿Qué nos va a ‘doler’ de ésta?

Mis obras solo duelen a los que llevan siglos metiendo la mano en el paquete público y saqueando las mentes privadas.


“Al que piensa distinto hay que exterminarlo” dicen en su obra. ¿Eso es lo que quieren hacer con usted?

Desde luego el Ministro Margallo y otros ya lo han intentado. Me temo que les va a salir el tiro por la culata: No me voy a callar. Lo que me daría más rabia es que me llevasen a la cárcel, porque me los encontraré a todos ahí cuando ahora caigan.


“Me cago en Dios” y en marzo pasado “Trágala, trágala…” le han costado sendos cargos de diplomático.

Sí, me han destrozado mi carrera. Merece la pena para sentirse “excelente” y gritar que en España domina la mediocridad general. Los españoles viven bajo el miedo y la autocensura.


Pero ha dicho que el teatro está ya tan muerto que da igual lo que digas.

Las represalias por “Me cago en Dios” no fueron por el teatro –la primera en sacar la pederastia de los curas–, sino por cuñado de Esperanza Aguirre y porque los socialistas acababan de ganar las elecciones. A partir de ahí te vuelves molesto para todos.


Ha convertido a Pablo Iglesias en personaje teatral…

Era el nuevo Riego revolucionario, pero se ha hecho socialdemócrata para ganar las elecciones y ha perdido interés. Si volviese a escribir la obra, ya no lo metería.


Albert Rivera, ¿tendría un hueco?

La obra está construida para ir metiendo lo más candente del momento político. Ya ha entrado Artur Mas, al que fusilamos por cansino, y pronto empezará Albert Rivera. ¿El nuevo Godoy?


¿Qué espera de esta nueva etapa?

Que el público tenga la posibilidad de carcajearse de nuestros políticos, de nuestras autoridades y de nuestra Historia. Que no sean siempre ellos los que se ríen de nosotros, además de robarnos.

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