Jesús Muñoz y Àlex Cantó – Eclipse total

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Contando con el favor unánime del público y la crítica, Pont Flotant vuelve a enredarse en los hilos de la memoria para cuestionarse cómo gestionamos, cómo reaccionamos, cómo educamos y cómo nos preparamos ante un hecho inevitable e irreversible como es la muerte. Acompañados en la dramaturgia y la dirección de la pieza por Joan Collado y Pau Pons, charlamos con los dos intérpretes de “Eclipse total” para dar respuesta a la gran pregunta: ¿cómo vivimos sabiendo que un día dejaremos de estar vivos? Por ANA VILLA

¿Qué plantea “Eclipse total”?

Jesús Muñoz: El planteamiento de “Eclipse total” nace de la necesidad de hablar sobre la muerte, un tema incómodo, difícil, a priori poco atractivo, complejo y lleno de tabúes, pero que forma parte de nuestra naturaleza. Si morirse es una consecuencia natural e inevitable de estar vivo, ¿por qué no hablar de ello con naturalidad?

Àlex Cantó: Nos planteamos, sobre todo, cómo acercarnos a la muerte sin caer en la frivolidad, sin ser excesivamente trascendentales y otorgándole la justa importancia. La muerte, tanto para los que se van como para los que se quedan, es algo muy personal e íntimo y debe tratarse con el debido respeto.

¿De qué manera abordan este tema?

Jesús: Tratamos de hacerlo tanto a nivel macro histórico –desde la aparición de los primeros homínidos hace 6 mil millones de años– hasta nuestros días en un convite donde sentamos a nuestras familias, la de Àlex y la mía, para recordar a estas personas sumamente importantes en nuestras vidas y, a la vez, prácticamente insignificantes en toda la historia de la humanidad.

¿Cómo surgió la idea de esta creación?

Jesús: El paso del tiempo ha sido siempre un tema recurrente en nuestros trabajos y sabíamos que, tarde o temprano, llegaría un día en el que tendríamos que abordar directamente el tema de la muerte. El reto era cómo hacerlo, cómo conseguir un equilibrio entre la profundidad, la seriedad o la importante carga emocional del tema y la sencillez, la cercanía y el humor que nos caracteriza.

Àlex: Además, la idea tomó fuerza en los inicios creativos por el contexto que ha vivido la sociedad durante el pasado proceso pandémico.

¿Por qué motivos consideran que esta pieza ha pegado tan fuerte, llegando a obtener galardones de la talla del MAX?

Àlex: Recibir el Max a la mejor autoría es un gran hito y los motivos son tan diversos como sencillos: desde el reconocimiento a una trayectoria hasta lo trascendente de la temática. Pienso también que haber tenido la oportunidad de estar programados en el Teatro de la Abadía por Carlos Aladro y su equipo nos ha hecho más visibles.

¿En qué detalles se nota el sello de Pont Flotant en esta pieza?

Jesús: Diría que en la aparente sencillez de la propuesta, en la proximidad con el espectador, en la naturalidad en la interpretación y en la ternura, el humor y la emoción en algunos momentos. Además de co-creadores, ustedes dos son los protagonistas de la obra.

¿Qué radiografía hacen de sus personajes?

Àlex: Nuestra propuesta actoral parte de nosotros mismos, de nuestros datos biográficos, así como de nuestras preferencias e intereses personales.

Jesús: Todos los datos familiares de los dos personajes que aparecen en la obra son reales. Hay además un posicionamien-to vital de cada personaje en relación al tema de la muerte que genera conflicto. Mi personaje querría vivir siempre, ser eterno. Este apego a la vida contrasta con una actitud aparentemente menos vitalista y a la vez lúcida y crítica de Àlex, quien llega a decir que “hoy en día queremos vivir a toda costa, a pesar de todo, vivir a cualquier precio. Hoy en día la vida está sobrevalorada”.

Uno de los momentos más especiales de la pieza se produce cuando…

Àlex: El eclipse solar total se da en la última secuencia de la función. Pienso que el espectador puede conectar la pieza consigo mismo. Esta secuencia pertenece, casi en exclusiva, al espectador. Es el momento íntimo en el que puede reconciliarse con la muerte.

Tal y como plantea la obra, desde su opinión personal, ¿cómo vivimos sabiendo que un día dejaremos de estarlo?

Jesús: Vivir es algo muy complejo. No existen fórmulas. Pero lo que sí sabemos es que hablar de aquello que nos inquieta es sano. Desde que cumplimos siete u ocho años, la muerte es un tema que ronda nuestros pensamientos y compartir pensamientos, temores, dudas, deseos… es saludable. Nosotros vivimos un poco más conscientes de la muerte desde que creamos la pieza. Este ejercicio nos ha permitido valorar más la vida, cada momento. Por eso, en el fondo y en la forma, “Eclipse Total” es una celebración de la vida a ritmo de vals, con sonido de platos y cubiertos, de risas y discusiones de fondo y con un karaoke como una despedida idílica y divertida. Para nosotros, la vida y la muerte sin humor son imposibles de digerir.

Àlex: Para mí, esta pieza es una reconciliación con la muerte. Puede parecer pretencioso, pero debemos, al menos de vez en cuando, apuntar un poco alto para alcanzar ciertos límites y superarlos para aliviarnos. A través de esta exposición, el espectador puede reflexionar y encontrar su propio descanso.

Septiembre 2024 – Nº 252

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