Háblenos de don Mariano.
Es un hombre que adora a su mujer, pero que sabe que en el pasado ella amó a Curro Vargas. Han transcurrido varios años y Curro regresa. El mundo de Mariano se tambalea y empieza a dudar de si realmente su mujer le quiere como él la quiere a ella.
Es un título especial…
“Curro Vargas” es muy especial porque va a ser mi debut zarzuelístico. Había interpretado fragmentos de zarzuela en concierto, pero nunca una completa encima de un escenario. ¡Tenía ya muchas ganas!
¿Y con qué se queda de esta gra obra?
Es una obra de gran calidad; es difícil quedarse con un solo momento, pero voy a ‘barrer para casa’ y para mí es clave el dúo entre Soledad y Mariano en el que él intenta ver cuál es la situación de su matrimonio. Es un dúo de amor que hurga en el dolor, los celos, la pasión y el cariño de una pareja.
¿Qué dificultades entraña enfrentarse a esta obra y qué sale rodado?
Es una obra tremendamente difícil para todos; creo que no hay nada en ella que pueda salir rodado. Afortunadamente hay un gran equipo de dirección musical y escénica detrás que están liderando los ensayos de manera fantástica, con lo que estoy convencido de que todo llegará a muy buen puerto cuando presentemos la obra al público.
Una instantánea de sus años de profesión, ¿cuál sería?
Me siento muy feliz por muchas cosas; quedarse con una sola me es difícil. Creo que la mejor instantánea es pensar que tengo la suerte de trabajar haciendo lo que más feliz me hace: cantar y actuar; cuando miro atrás y pienso que llevo trece años viviendo profesionalmente de ello siento una alegría inmensa. Haber podido hacer todo lo que he hecho durante estos años pasados es la mejor foto posible; ¡y espero poder seguir haciéndolo al menos trece años más!
¿Qué es lo mejor de su profesión?
El hecho de permitirme compaginar el canto con la interpretación actoral; para mí las dos son indisolubles y no puedo entender lo uno sin lo otro. Además me permite viajar y conocer otras ciudades, países, culturas… y entrar en contacto con personas que tienen maneras distintas de ver las cosas de como las veo yo. Y esto es muy enriquecedor a nivel artístico, pero sobre todo a nivel humano.
Puede presumir de haber actuado en grandes teatros de todo el mundo, ¿qué gran escenario que aún no ha pisado le encantaría pisar?
No es nada que me obsesione; mi meta es trabajar día a día para poder seguir teniendo la confianza del público y de los directores durante muchos años. Lo importante para mí es dar lo mejor de mi mismo en cada función para que esa energía llegue al público y pueda emocionarles, hacerles felices. Conseguir esto, aunque sea en el teatro más pequeño del mundo es mi reto cada vez que subo a un escenario.
¿Quiénes son sus referentes en la profesión?
Como barítono soy un gran admirador de José Van Dam, para mí la voz más bonita de barítono que he escuchado nunca. En lo que respecta a mis referentes en cuanto a mi formación, me siento muy feliz por haber estudiado con la soprano Mercè Puntí, una persona minuciosa en el trabajo de la dicción y la interpretación musical. Con ella empecé a trabajar de niño (con 12 años) y ha sido mi Maestra durante casi veinte años. Desde hace poco más de un año perfecciono técnica vocal con el bajo-barítono Carlos Chausson, quien además de ser un extraordinario cantante-actor es una persona generosa que me está ayudando a mejorar y a crecer como intérprete.
¿Algún otro proyecto entre manos?
Tengo dos debuts que me hacen especial ilusión: actuaré por primera vez en la Ópera de Roma –”L'elisir d'amore”– y en el Teatro Real de Madrid –”Roméo et Juliette” de Gounod–.