Joaquín Kremel

 A sus 65 años, asegura no haber tomado ningún elixir de la eterna juventud, pero reconoce haber disfrutado como un niño de una vida repleta de teatro. “La jaula de las locas” o “La extraña pareja” son algunos ejemplos. Una pasión, la del teatro, que ha combinado con innumerables papeles en la pequeña pantalla.
¿Quiénes son los reyes de la risa?

Son un invento del rey de la comedia, Neil Simon. ¡Con decir su nombre queda todo dicho!  Es un autor de los grandes, con títulos de la comedia con mayúsculas.


¿Qué le ha atraído de este proyecto?

Neil Simon, compartirlo con Javier Gurruchaga (hacemos una pareja llena de química y ganas porque esto salga lo mejor posible) y que sea dirigido por Cuco –Juan José Afonso–. No se puede pedir más.


¿Hay algo que no esperaba encontrar en Gurruchaga y ha descubierto al trabajar con él?

Le conocía de admirarle en todas sus facetas, porque es un artistazo, pero no habíamos coincidido jamás. Todo lo que he descubierto son cosas fantásticas, ha sido como un amor a primera vista.  Es un ser muy entrañable, muy de verdad, muy honesto en su trabajo. Son ensayos placenteros porque, aparte de trabajar, nos lo pasamos muy bien.


Desde su estreno profesional con  “La muerte de Danton” ha cumplido 30 años sobre las tablas…

¡¡¿Tanto?!! (risas) ¡Habrá que celebrarlo con un buen cava y esperar que sean muchos más! Todo merece la pena si aún hay pasión por ello y yo la sigo teniendo intacta.


¿Cuál fue su mejor experiencia televisiva?

La más conocida del planetario fue aquella cosa del “Hostal Royal Manzanares”, porque hizo unas audiencias que nunca se volverán a repetir: 8 millones de espectadores cada jueves durante dos-tres años que duró… ¡Es increíble! Pero, en cuanto a calidad, ha habido otros trabajos que me han satisfecho más.


¿Cómo recuerda a Lina Morgan?

Lina es una bestia de esto, una persona con la que, en lo personal, he tenido muy poco que ver. En cambio, cuando decían ‘acción’ delante de el público, saltaban chispas en el mejor sentido de la palabra y nos entendíamos a las mil maravillas. Nos admirábamos como actores y lo pasábamos de coña. Yo la admiro mucho.


¿Repetiría?

Nunca segundas partes fueron buenas…


Un reto profesional pendiente…

Hacer el Cyrano de Bergerac. ¡Es el papel masculino de teatro universal que más me mola! (Risas). No hay un papel de hombre mejor.

 


Usted es una debilidad para gran parte del público femenino. ¿Ha habido pacto con el diablo?

¡No! (risas), esto es de familia, mi padre con 90 años parecía un pimpollo, debe ser esa cosa de genética. Aparte me cuido, como sano, hago ejercicio, no me dejo ir. Pero yo veo a mi padre, a mi madre, a mis abuelos, y eran gente que parecía mucho más joven de lo que eran.

 


¿Por qué nadie se debe perder “Los reyes de la risa”?

Porque van a ver a Neil Simon, que es la piedra filosofal de este espectáculo y el rey indiscutible de la comedia, que es el género más difícil que hay. Y también porque estamos haciendo un trabajo maravilloso. La gente que vaya a vernos va a reírse mucho y además va a experimentar ternura, ira… Disfrutará de una comedia hecha para reír y para  profundizar en la vida de las personas.

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