Jordi Casanovas – Jauría

A punto de estrenar una de terror, está escribiendo sobre hombres que intentan adaptarse a los nuevos tiempos. No en vano, Jordi Casanovas, director, productor, autor de más de una treintena de textos y fundador de la compañía Flyhard, es uno de nuestros dramaturgos más prolíficos, también uno de los que más talento tienen y de los más comprometidos. Lo demostró con “Jauría”, una obra a partir de las transcripciones del juicio a ‘La Manada’ que ganó, entre otros, el Max a mejor espectáculo y a mejor versión o adaptación. Tras su éxito en 2019, Miguel del Arco vuelve a dirigirlo con un nuevo reparto. Por V. R.

Vivimos la violación de ‘La Manada’ y lo que rodeó el caso con el alma sacudida. ¿Qué le queda a usted de aquellos días? 

Lo que me queda de esos días es que se produjo un cambio. La resistencia, la fuerza, el tesón de una mujer llegó a cambiar toda una sociedad, aunque eso supusiera cargar con una presión que no era justa y haber sufrido una situación muy desagradable. Me quedo con el hecho de que un caso terrible pudiera cambiar para mejor la sociedad española.

¿Qué le empuja a escribir “Jauría”?

Primero pensé que no había material que se pudiera descubrir de esta historia que ya se contaba con todos los detalles en todos los medios de comunicación, pero leyendo las transcripciones me di cuenta de que había detalles que pasaban desapercibidos y de que sobre las tablas podría dar pie a una lectura más profunda y más sosegada del tema.

Es una dramaturgia construida a partir de las transcripciones, sumarios, declaraciones… del juicio de ‘La Manada’. Habla de ficción documental…

En la reordenación de cualquier historia se hace ficción, dependiendo de cómo lo cuenta el periodista, la historia provoca unos u otros sentimientos o emociones. Creo que lo documental es imposible y hablando de ficción documental dejamos claro que, aunque los materiales son extraídos de la realidad, no deja de ser una reconstrucción según los ojos de quien lo escribe y lo pone en escena.

¿Cómo se hace ese viaje hacia el infierno?  

El primer momento fue descubrirme a mí mismo teniendo unos prejuicios sobre una mujer que creía que no tenía. Ese fue uno de los primeros motores para escribir esta obra: si a mí, que ya estoy alertado de que no debo tener esos prejuicios, me pasa es que llevo una cultura heteropatriarcal muy potente encima, que seguramente mucha otra gente va a tener.

¿Existe un extra de compromiso al abordar este proyecto?

Sí, sobre todo porque es un material muy delicado. No puedes hacer con él cualquier cosa porque lo que hagas puede afectar a terceras personas que están sufriendo. Ese trabajo tiene que ser quirúrgico, muy comprometido con la brújula moral que uno lleva y que no se convierta en un arma dolorosa para aquellos a quienes quieres comprender, ayudar o dar voz.

¿Cuál es el acierto de Miguel del Arco? 

La tentación al leer el texto era hacer una propuesta muy aséptica, dando valor solamente al texto, pero lo que propuso con buen criterio Miguel era hacer el viaje emocional, es decir, llevar a los intérpretes hasta el punto límite: vivirlo y tener así esta intensidad, esta poética que llega al espectador y lo atropella.

Esta vez con Ángela Cervantes, Carlos Cuevas, Quim Àvila, Artur Busquets, Francesc Cuéllar y David Menéndez. 

Es un montaje tan maravilloso como el primero, con la diferencia de que tienen unas edades más próximas a la realidad. También la distancia de los cinco años nos ha permitido arriesgar en algunas cosas o permitirnos no tener algunos prejuicios. El público conoce más el caso, su resolución no es tan reciente y hay algunos detalles más emocionantes, más peligrosos e, incluso, más verosímiles que en la primera función, que también era maravillosa.

¿Cambia algo en el ánimo del público saber que todo lo que ve ha sido real?

Sí, se crea un pacto de verosimilitud mucho mayor que con otras obras de ficción. Frases que podrían resultar inverosímiles resultan verosímiles y eso hace que el público sea más inocente emocionalmente y sin tener protección la historia les golpea en el estómago.

¿Cuántas preguntas de las que a uno le nacen con “Jauría” tienen respuesta?

Bueno, no es mi objetivo ni creo que nadie del equipo busca respuesta. Simplemente es generar las preguntas de qué podemos llegar a cambiar en el comportamiento masculino, heterosexual, grupos masculinos, por qué esta necesidad del abuso de poder, del abuso sexual, abuso sexual leído y claramente traducido en una necesidad de reafirmar un poder masculino que igual no tiene sentido, pero la pregunta es ¿por qué necesitamos aún gente joven necesita reafirmar este poder y esta sensación de esa capacidad de poder someter al otro.

¿Qué puede lograr o aportar una obra de teatro como esta? ¿Hay una intención de crear conciencia, por ejemplo?

Bueno, evidentemente el primer compromiso es con el teatro, es decir, generar una emoción y generar unas preguntas, dar pie a que la hora y media que está el público ahí no sea una hora y media banal, sino que sea una hora y media en la que necesita confrontarse con algo interior que de algún modo de pie a una evolución personal. Eso ya tiene un impacto político irremediable y también tiene un impacto social, pues evidentemente el hecho de que hayan venido magistrados, profesionales de la justicia que han visto sobre unas tablas algo que ellos viven a diario y que de algún modo al verlo desde esa distancia durante esa hora y media concentrados analizando cualquier detalle, porque esto es lo más importante, cuando estamos como público analizamos todos los detalles y queremos descubrir los dobles sentidos de cualquier cosa que se dice sobre el escenario. Pues ese trabajo que también ha hecho gente que se dedica al mundo de la justicia, seguramente pues dará pie a alguna evolución o mejora. O sea que esto es maravilloso y creo que siempre lo intentamos, pero en esta ocasión se produjo este hecho de algún modo mágico.

¿En qué más anda Jordi Casanovas?

A punto de estrenar una obra de teatro de terror que se llama “Allí a lo lejos hay una casita” y también escribiendo una historia sobre hombres intentando adaptarse a estos nuevos tiempos. Hay mucha gente, muchos hombres que seguramente tienen dificultades para aceptar estos nuevos tiempos y que también no han encontrado las herramientas adecuadas para poder comprender la modernidad.

Nave 10 Matadero – Nº Noviembre 2024

NOTICIAS RELACIONADAS

Lo más leído
REVISTA TEATROS GRATIS

¡Apúntate a nuestra newsletter!

Recibirás un email semanal con la revista completa, la actualidad destacada y ventajas exclusivas.