José Carlos Plaza

 De Voltaire, Séneca, Shakespeare o Lope a Brecht, Camus, Lorca, Fernán-Gómez o Sam Sheppard. No en vano, dicen que José Carlos Plaza es capaz de lo clásico y lo ultramoderno. Teatro de texto, ópera, conciertos… Nada escapa a su magistral mirada. Ni siquiera cuando no hay más referencias que la pieza original. Ahora contribuye a rescatar del olvido este “Juan José” que está más vivo que nunca.
El propio Sorozábal creía que “Juan José”, junto a “Adiós a la bohemia”, era de lo mejor de su obra. ¿Con este estreno se le hace justicia?

La Zarzuela se ha volcado. Es un proyecto que lleva tres años en marcha, se ha estudiado muchísimo, el reparto es el idóneo, el director musical es el mejor y en toda la producción no ha habido ninguna pega. Se le ha hecho justicia, pero tarde. Si el mundo de la ópera española la hubiese estre-nado en su momento hubiera tenido influencia posterior.


Cada vez que el Teatro de la Zarzuela recupera una obra del olvido nos planteamos lo mismo. ¿Por qué no se ha puesto en escena antes?

Ha habido muchas razones. Una de las fundamentales era que Sorozábal era un hombre muy exigente y tenía una ideología muy clara, contraria a un sistema político que dominó España durante cuarenta años. Usando un texto de Dicenta tocó un tema que va a la herida de la sociedad, el paro, la miseria, los desahucios… En aquellos mo-mentos un drama social no tenía mucha relación con lo que era el mundo de la ópera y se fue arrinconando. También el miedo de mucha gente a que esa obra no fuera popu-lar, porque es una función muy difícil, muy dura, que hiere mucho y, además, hace un experimento musical maravilloso de coger la música popular y llevarla a otros terrenos.


¿Qué tiene que saber el espectador de “Juan José” para disfrutarla bien?

Lo más importante es la música, que toca unas fibras… para intentar llegar al interior del ser humano. Hay mucha verdad, hay mucha raíz española y mucha modernidad en la música y las palabras se corresponden perfectamente. Aquellas personas que sean capaces de abrir su alma van a recibir un buen puñetazo en el estómago.


¿Y cómo es el Sorozábal que firma esta pieza?

Yo he estado hablando mucho con sus nietos y creo que es un Sorozábal muy completo, que domina profundamente la composición, el juego de voces… Es un Sorozábal muy maduro, muy profundo, muy amante de su país, hace un canto a la tierra en la que vivimos, es un hombre muy renovador, avanzado en todas sus obras, pero esta tiene ya un punto de contemporaneidad. Lo que yo capto, lo que a mí me ha enamorado es ese paso adelante que da desde una base popular a un rompimiento melódico y armónico.


¿Qué espera del público?

–Hace un silencio largo– Silencio (risas). No lo sé porque hay una parte del público español que se ha quedado en los años 50, hay otra parte del público español que se ha marchado al 2027 y luego hay ese núcleo de público español, que ojalá sea el que venga, que vive en su sociedad y su alma es sensible a lo que está pasando.

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