José Pascual

 
Háblenos de este título. ¿Qué es “Aquiles, el hombre”, cómo definiría esta obra y qué tiene de especial?

Aquiles es una obra centrada en el personaje fundamental de La Ilíada de Homero, que es el primer texto, el texto fundamental de la cultura occidental, desde luego el primero y el primero en donde aparece de alguna manera un héroe mítico de la categoría que tiene Aquiles, que es un personaje que en medio de una guerra terrible de alguna manera empieza a alumbrar una cierta conciencia propia sobre lo que está ocurriendo a su alrededor en el sentido de que todo aquello no tiene mucho sentido. Eso es lo que yo creo que lo hace tan atractivo. Por un lado, en medio de un mundo muy bárbaro empieza a aparecer un poco de lucidez.


¿A qué nos enfrenta este título, de qué habla, en qué llagas mete el dedo?

Nos encontramos en medio de una guerra que dura ya nueve años y a la que no se le ve el final, que empieza por razones: el rapto de Helena, se la llevan a Troya, los griegos montan una gran coalición para recuperarla, es el orgullo herido, el orgullo masculino, la vanidad masculina herida que de pronto hace piña y decide recuperar a Helena, pero llevan nueve años frente a las murallas de Troya y la guerra se ha convertido una pesadilla para ese ejército aparentemente invencible que no consigue sus objetivos. Y lo que está ocurriendo es que el enemigo ya no son los troyanos, el enemigo es las propias rencillas, las propias querellas, las propias envidias entre los héroes, porque no sólo está Aquiles, sino todos los grandes héroes griegos. Están metidos en un conflicto porque por un lado tienen un honor al que ellos se deben y no pueden irse de allí sin la victoria, pueden morir, pero no pueden marcharse. Y por otro lado empiezan a ser conscientes, sobre todo Aquiles, de que no tiene mcuho sentido nada de lo que está pasando, que toda esta carnicería, porque ellos están continuamente en batallas con los troyanos pero nunca rompen la murallas, lo conseguirán después pero en este momento todavía no lo saben, lo único que saben es que llevan muchos años perdiendo las batallas porque no consiguen su objetivo. Metidos en este conflicto tan terrible en el que además no les queda otra que matar troyanos auqnue como dice Aquiles ya no saben muy bien ni por qué los matan estamos poniendo en cuestión de alguna manera es el porqué de las guerras y cómo lo que puede empezar de una manera que puede pensarse que está justificado termina siempre convertido en una pesadilla, en una carnicería.


¿Qué caracteriza la escritura de su autor, Roberto Rivera?

Él parte del argumento de “La Ilíada” y ha conseguido una condensación dramática porque La Ilíada es un poema épico de gran extensión y a mí lo que me parece más interesante es la condensación dramática que ha conseguido de todo este poema en torno a los hechos fundamentales y sobre todo identificar muy bien el conflicto fundamental que es el que se produce en el interior de Aquiles. A mí esto me parece que se ha conseguido muy bien en el texto.


¿Cuál ha sido su intención a la hora de poner en escena el montaje? ¿Cómo es su puesta en escena?

Partir de esa misma condensación dramática que está en el texto y convertirlo en intensidad escénica, es decir, que el espectador sienta, ya sé que es muy difícil, que está en medio de esa batalla y que está en medio de ese absurdo porque esa es la manera de entender cómo de ese absurdo surge una pequeña llama que es la propia conciencia de Aquiles y nos resulta muy moderna en la medida en que es alguien que se cuestiona su propio papel aunque en el fondo sabe que no puede salir de ahí, no puede rebelarse abiertamente.


Háblenos sobre la escenografía…

Algo muy sencillo en realidad porque partimos un poco en realidad de lo que imaginamos sería la situación original, en parte legendaria: las naves griegas llegaron a la playa y acamparon allí frente a la murallas. Lo que tenemos es de alguna manera esa playa, hay restos de los barcos que se han utilizado para convertirlos en el sitio donde ellos viven… Es una imagen un poco caótica de un ejército que ha perdido la disciplina, que no puede marcharse pero que de alguna manera está degradándose en ese espacio.


¿Cómo recuerda la experiencia en Mérida?

Para nosotros fue muy bien, fue un espectáculo que se recibió muy bien, se pensó para Mérida. Toda la extensión del tEatro Romano de Mérida cubierta de polvo blanco para simular la playa, los restos de los buques… fue muy espectacular y la propia intensidad del espectáculo se transmitió muy bien al público. Vamos a ver qué pasa en el traslado de Mérida a Madrid (risas).


¿Por qué no debemos perdernos “Aquiles, el hombre”?

Yo creo que por dos razones. La primera, porque todo el mundo ha oído hablar de La Ilíada, la gente la ha leído, con moemntos apasionantes… Es el texto fundacional de la cultura occidental, toda la mitología griega surge de ahí, las tragedias griegas surgen de los héroes de Homero y ha sido un poco un modelo para muchas obras a lo largo de toda nuestra cultura… Es una manera de acercarse a La Ilíada, una Ilíada muy concentrada, pero que permite muy bien entender cuál es el conflicto que eestá en juego. La otra razón tiene que ver un poco con el trabajo de todos nosotros que en mi opinión tiene cierto interés. Me parece que es un espectáculo que transmite esa intensidad de a que estoy hablando. 

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