José Pedro Carrión

 Acaba de llegar de Mérida, donde ha vuelto a dar una lección de interpretación en “Hécuba”. José Pedro Carrión –actor, director, Premio Nacional de Teatro– es así, un maestro. Por eso choca verle convertido ahora en una vieja gloria que recita a Hamlet, Shylock o Marat frente a una joven promesa, llena del entusiasmo que a su personaje le falta. Junto a Valery Tellechea firma y protagoniza este encuentro nocturno en un teatro vacío que, tras estrenarse con éxito en 2011 y girar desde entonces, abre ahora la temporada de El Sol de York.

¿Un teatro vacío es el mejor sitio para sentarse a reflexionar?  

Sí, lo es. Un teatro vacío se inunda de silencio, de la historia de los humanos, de su espíritu, de posibilidades de ser, de imaginación que cambia el mundo a mejor… Ahí dos personas diferentes, escuchándose, pueden encontrar lo que les une y les mejora. Se trata de amistad y eso es buena Cultura para mí.   


¿Y sobre qué vamos a reflexionar?

Puede parecer que habla de actores complacientes escarbando en su ombligo, pero la hacemos cada día, pensando que el verdadero actor, quien hace o no la obra de arte a través de los sentidos, de la imaginación y el pensamiento fértil y bello, es cada persona del público. Ellos dirán de qué habla. O no.    


Una joven promesa contra una vieja gloria. ¿Qué se aportan el uno al otro?  

Recoger una bella herencia, como es el Teatro con sus grandes textos y hacer una lectura que actualice su sentido.


Hamlet, Cyrano, Shylock… ¿Es mucha responsabilidad para un solo actor?

Son personajes tan grandes que nunca se abarcan totalmente. Siempre hay más para descubrir. Son necesarios e instructivos.

 

Encarna ahora a un actor de vuelta de todo, pero no parece que usted esté hastiado de la profesión.  

Suelo decir en la vida que llevamos, y lo digo en la obra, que estoy empezando… Un día le oí decir lo mismo a un viejo actor     eminente. El mismo que le preguntó en un ensayo al director: “¿Y aquí qué digo yo?”. Eminente y socarrón. Inolvidable…


¿Y cómo se siente cuando se refieren a usted como maestro?

El sentido que le doy a “maestro” lo he descubierto con mis maestros. Todos tienen en común el afán de búsqueda permanente, el sentido de la vida como un camino de aprendizaje. En el arte de vivir y en el arte del teatro, que en mi caso son la misma cosa. Y no se acaba nunca…


Y después de todo esto, ¿qué es el teatro para José Pedro Carrión?

El único sitio que encuentro en la democracia, capaz de purgarla. Siendo el sitio de la mentira, uno tiene una ilusión de una verdad que es transformadora, y para bien. Las demás instituciones parecen regodearse en el chapapote de la mentira. Debiera estar en la educación de nuestros jóvenes, serían mejores personas.

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