Agosto de 2014. Jean-Claude Grumberg le ofrece el texto de “Serlo o no” recién salido de la imprenta. ¿Qué sensaciones tuvo con esa primera lectura?
Ya solo el hecho de que un autor amigo al que admiro muchísimo me dijera “mira, tengo algo para ti, toma, aún no está en las librerías y creo que es para ti” fue increíble. Lo leí, me entusiasmó, y en seguida le dije que la montaría. Nos pusimos a hablar esa misma noche para organizarlo y lo estrenamos en octubre de 2015, en el Teatre Lliure de Barcelona.
¿Qué hace de este texto una pieza irresistible?
Me fascina la artesanía dramatúrgica, cómo lo construye, su sentido del humor constante, que te hace reír con cosas serias y graves y, al mismo tiempo, te cuestiona. Esa parte que tiene Grumberg siempre que es prima lejana del teatro del absurdo que forma parte de su humor. De él se dice que es el autor trágico más cómico de su generación. Es un humor judío, aquí en Europa lo llamamos humor judío-neoyorquino. Y la gravedad del tema, la humanidad del personaje.
Y del libro a las tablas. ¿Qué va a encontrar el público teatral en esta función?
La historia es el encuentro, como diría Josep Pla, de un personaje muy viajado y muy leído con un personaje nada viajado y nada leído. Dos personajes de universos totalmente opuestos que se encuentran y, a pesar de eso, el más viajado tiene el esfuerzo de hablar, de dialogar y de explicar. Eso hace que, poco a poco, se establezca una cierta amistad y un “buen rollo” entre ellos. En el desarrollo de esta relación, uno se pregunta hasta qué punto la instrucción o la cultura, por más que esté servida con las mejores intenciones del mundo, depende de a quién se dirige o cómo está formada la persona que lo recibe para que lo utilice en el buen sentido. Hay cierta lucha intelectual entre los dos hombres. El azar nos hace nacer en un sitio determinado, entonces, ¿estamos de acuerdo con ello o no? Nuestro raciocinio, inteligencia y trabajo individual nos tienen que hacer razonar para aceptarlo o rechazarlo, para conseguir la libertad individual.
¿En qué aspecto coincide usted con la mentalidad de su personaje?
Es un hombre moderadísimo, culto, con una gran paciencia y razón para contar y explicar, para hacer pedagogía en el buen sentido. ¡Ojalá yo fuera como él…!
Una de las frases del texto que le resulta más interesante es aquella que dice…
Hay una que me parece brillantísima, dentro de ese contexto de comicidad con trasfondo de algo serio y comprometido, cuando el ‘no viajado’ le pregunta al otro: -“¿Ha vuelto Hitler?” y el judío le contesta: -“Nunca está demasiado lejos”.
En definitiva, ¿por qué nadie debería perderse este estreno de nueva temporada del teatro Español?
Pienso que con el oficio y los años, si algo a mí me conmueve y me entusiasma, tengo más posibilidades de comunicarlo al público. Es un texto totalmente contemporáneo, brillante, inteligente, magníficamente escrito que toca muchos temas de nuestra actualidad, que no es solamente el tema judío ni mucho menos: el respeto a la diferencia del otro, por ejemplo. Y al mismo tiempo es tan divertido… ¡la gente no para de reírse! Y a la salida nos dicen: “Uy uy uy, me he reído mucho, pero tengo que pensar en todo esto, porque me parece muy serio e importante” (risas).