¿Qué balance hace de la situación general del teatro a día de hoy? ¿Qué diría su parte médico?
Se está viviendo un momento de gran creatividad, de variedad de propuestas, una explosión de nuevas salas y modelos de exhibición. Esa es la parte buena. La mala es que la industria teatral se enfrenta a graves problemas para su desarrollo, el peso del IVA, la falta de ayudas, la bajada del precio de las entradas, etc, hace muy difícil que los profesionales puedan vivir de su trabajo.
¿Cuáles son los desafíos más importantes e inmediatos a los que se enfrenta el teatro hoy?
Captar nuevos públicos, seducir a los inversores, fidelizar su consumo. Creo que a nivel artístico hay menos problemas que a nivel práctico, a nivel de industria.
En vez de quejarnos, vamos a dar soluciones. ¿Por dónde empezamos?
¿Qué tal bajando el IVA de una vez? El gran problema de la cultura en este país es el enorme desinterés de nuestros políticos. Les da igual. Y que el teatro entre en la educación como una asignatura, estoy seguro de que sería estupendo para los alumnos. Y desde luego para crear nuevos espectadores.
¿Qué echa en falta en la cartelera madrileña?
Es una cartelera múltiple e interesante, aunque quizá me gustaría ver más musicales de nuevo cuño, musicales españoles. Y, por supuesto, que se sigan estrenando nuevos textos de autores españoles cada año, eso habla muy bien de una sociedad teatralmente sana.
En esta situación, ¿qué habría que pedirle a la Administración? ¿Debería hacer autocrítica?
La administración debería ser más consciente de los mecanismos que rigen el teatro. Por ejemplo, a la hora de dar subvenciones. Muchas veces la justificación es tan enrevesada que parece que lo que intentan es que renuncies a ella. Por no hablar de los retrasos de muchos Ayuntamientos en el pago de las actuaciones, eso complica enormemente el sector.
¿Y al público, qué le pide Juan Carlos Rubio?
Que siga acudiendo al teatro. Y que apague sus teléfonos móviles.
¿A qué cree que se debe que sean tan poquitas las mujeres en la dirección de espectáculos y de espacios escénicos con respecto a los hombres?
Hay una ausencia de mujeres en muchos sectores de la sociedad, es un tema a solucionar, porque profesionales hay. Nombramientos como el de Carme Portacelli al frente del Teatro Español es una gran noticia. Personalmente nunca me he fijado en el sexo para colaborar con alguien, lo que pido es talento. Y desde luego hay muchas mujeres muy talentosas.
Sus obras se montan también fuera de España. ¿Qué valoran en otros países de nuestro teatro? ¿Cómo nos ven?
Los textos teatrales tienen la gran ventaja de poder viajar de un país a otro sin problema, gracias a la maravillosa labor de los traductores. En mi caso estreno mucho más fuera de España que aquí. La razón no la sé, imagino que elijo para mis obras situaciones que funcionan en cualquier cultura. El teatro español es muy bien recibido en muchos lugares, me consta.
Como espectador, ¿qué le lleva al teatro? ¿Cómo elige, en qué se basa?
Voy mucho por ver el trabajo de los compañeros, es mi profesión y debo estar al día. Desde luego lo que más me atrapan son los espectáculos que hablan de la condición humana, quiénes somos, cómo somos… El teatro es un espacio maravilloso para el crecimiento personal.
La última obra que ha visto… ¿Cuál ha sido y qué le pareció?
Me fascinó el trabajo de Pedro Casablanc en Yo, Feuerbach. Es una actor maravilloso, me encantaría trabajar con él.
Está deseando ver… ¿Qué espectáculo?
¡Muchos! Es un regalo sentarse en un patio de butacas y dejarse atrapar por la magia del teatro.
Siempre le emociona el trabajo de… ¿Qué artista y por qué?
No creo que haya artistas infalibles, es más, creo que sobre ese filo de ser capaz es por donde hay que caminar, aunque a veces te caigas. Admiro a mucha gente, pero no siempre me gusta lo que hacen. En el el fondo es una carga demasiada pesada la perfección. Hay que ser capaz de arriesgar y de equivocarse, ¿por qué no?