Le interesó del proyecto…
Me interesó que Mikel –Gómez de Segura, el director– quería hablar de la explotación, la injusticia y las violaciones de derechos humanos fuera de España “sin buenismo”, es decir, no tratando de agradar ni de predicar al converso, sino removiendo a ver qué pasaba.
¿De qué habla su escena?
Una de las cosas que trata es el tema de los chicos de barrios marginales del mundo que son detectados por cazatalentos y acaban jugando al fútbol en Europa, ganando millones y generando más millones para otros.
Un tema que sirve como excusa para…
Para presentarnos a otros personajes, que son los que están, o estamos, ‘arriba’, los que, en realidad, seguimos teniendo el poder económico, aunque solo sea porque seguimos en pie y no hemos sido atropellados todavía. Se pinta una idea de lo que pueden ser ‘los poderosos’, los que tienen la sartén por el mango, tratando no de ridiculizarles, sino de hacer un ejercicio más escalofriante aún como es el de tantear hasta qué punto somos como ellos, o incluso somos ellos, porque seguimos con el mando de la tele en la mano.