¿Qué tenía “El nombre de la rosa” para que le haya dicho sí?
Primero, que nunca había hecho teatro. Quería cambiar, crecer como persona y como actor y cultivarme un poco más. Y luego el cambio de registro, de 26 a 16 (risas). Además, crear el personaje, desarrollarlo… Era un reto, me apetecía mucho probar el mundo del teatro. Es una manera de ganar muchas tablas.
¿Por qué ha tardado tanto?
Porque me gusta más el cine que a un tonto un ‘Chupa Chups’ (risas). He tardado tanto porque no me han parado de llover películas hasta ahora, que con la crisis se hacen muy pocas y de bajo presupuesto. Tampoco me habían propuesto nunca hacer teatro, sinceramente. Pero yo me considero actor de cine, es lo que más me gusta.
¿Cómo ha sido esta primera vez? Imagino que habría nervios.
Al contrario, siempre he tenido mucha seguridad en mí mismo, en lo que he hecho y nunca he tenido miedo. Estaba deseando subirme al escenario, hacer la función lo mejor posible y ver la reacción del público. Quería estrenar ya (risas).
¿Quién es Adso de Melk?
Es el hijo menor del barón de Melk. Junto con su profesor, Guillermo de Baskerville, llegan hasta una abadía remota de los Alpes a investigar unos misteriosos crímenes. Es el aprendiz.
Creo que su hijo le ha servido para preparar aspectos del personaje.
La frescura de los niños… Me he apoyado mucho en él, en esos gestos naturales y espontáneos de los niños que los adultos ya no tenemos.
¿Qué ha aprendido usted de Juan Fernández y antes de Karra Elejalde?
Todo lo que sé del teatro me lo han ense-ñado ellos. Tengo mucho que agradecerles.
¿Y al revés?
Ellos son ya muy mayores y muy veteranos. No sé si les he podido servir de ayuda en algo. A ser un nervioso y a andar de arriba para abajo todo el día (risas).
Ha crecido en el cine y la TV. ¿Siente que se ha perdido muchas cosas?
He vivido muy deprisa, pero no me he perdido cosas. Estoy agradecido.
Resulta curioso que con 17 años, siendo ya una estrella, lo dejó todo.
Estrenar tres pelis a la vez es una locura, son muchos eventos, mucha prensa, no puedes salir a la calle y me agobié hasta el punto de decir: ‘no soy feliz. ¿De qué me sirve ganar dinero si no puedo disfrutarlo?’.
Películas, series, un Goya, una Concha de Plata, ahora teatro. ¿Con qué sueña Juan José Ballesta?
Me encantaría llegar a Hollywood, representar a España y ganar un Oscar. Poder decir ‘aquí está mi Oscar, me lo he ganado desde los ocho añitos que llevo haciendo y haciendo, intentando’.