Recuerdo a mi abuela cantando emocionada “El emigrante”. ¿Qué tenía Juanito Valderrama?
Sensibilidad a flor de piel, talento sin límite y una voz prodigiosa.
¿Y usted, cuál es el recuerdo más especial que conserva de su padre?
El día que nos despedimos en la puerta de su casa de Espartinas. Los dos temíamos que fuese la última vez, como así fue.
¿Quién fue Juanito Valderrama?
Una voz como ninguna otra que se recuerde y un hombre que se impuso a todas las dificultades a base de lucha y talento, sin pisar a nadie y sin subterfugios.
¿Y todos aquellos que le siguieron, qué van a descubrir de su figura en este espectáculo?
Una historia que les va a sorprender y a emocionar, digna de ser llevada al cine.
Dicho esto, ¿qué es “Bajo el ala del sombrero”?
Una obra a medio camino entre lo narrativo y lo teatral, un carrusel en que desfilan personajes como Miguel de Molina, La niña de los peines, Marchena… trufada de cantes y coplas inolvidables.
¿Qué canciones van a poder revivir los nostálgicos de Juanito Valderrama?
Éxitos de mi padre, como “El emigrante” y “Madre hermosa”, pero también de otros artistas como Miguel de Molina o Pepe Pinto.
¿Nos adelanta alguna historia de las que se cuentan en el espectáculo?
Contamos cuando llegó a Madrid con 15 años y tuvo que empeñar el abrigo en el invierno de 1935 para poder comer…
Imagino que para usted ha sido muy emocionante todo el proceso. ¿Qué resaltaría de este viaje?
La sorpresa de los que pensaban que ya le conocían y descubren una historia fascinante.
Lo suyo es más la música que la interpretación. ¿Qué le ha aportado Pepa Gamboa, la directora?
Pepa vino a casa a leer el guión sin conocerme de nada. Se prendó del texto y a partir de ese momento se entregó total-mente al proyecto. Qué suerte la mía…
Dedicándose también al mundo del arte, ¿siente que ha tenido que luchar en cierto modo contra el fantasma de su padre?
Yo no lucho contra nada, solo camino.
¿Es cierto que el hijo de Juanito Valderrama escuchaba heavy metal?
Y se lo ponía en el coche horas y horas (risas), pero también escuchaba a Camarón, a Morente, a Paco…
Comenzó estudiando Filología y Periodismo. ¿Cuándo le picó el gusanillo de la profesión?
Siempre lo supe, pero me aterraba.
¿Cuál ha sido el mejor consejo que le ha dado su padre?
Ni te vuelvas loco con el éxito, ni te deprimas con el fracaso, este es un oficio ascensor; hoy estás arriba y mañana abajo.