¿Qué es «Tengo tantas personalidades…»?
«En la cabeza de Max Aub. Un imaginario cargado de realidad»
¿De qué habla la obra?
En mi opinión habla de los límites que creamos entre los individuos, que de alguna manera terminan convirtiéndose en fronteras físicas entre países. Creo que Aub, como buen humanista, empieza hablando de las personas, de la dificultad de la comunicación, y, de ahí, inevitablemente termina entrando en los problemas ideológicos y políticos.
¿Qué nos diría de sus personajes?
Mis personajes son varios. El más definible es el funcionario de la frontera, acostumbrado a su rutina, una burocracia irracional y, sin embargo, muy actual, en la que las personas son tratadas como números, como materiales que conviene o no conviene dejar entrar al país. Este personaje disfruta haciendo uso del poco poder que se le ha dado sobre los inmigrantes que llegan a su mesa pero, por alguna razón, termina por empatizar con un hombre, un inmigrante, que ya no tiene nada que perder.
Lo mejor y lo peor de su personaje:
Lo peor de otro de los personajes que interpreto, el de la escena final, es su frustración ante la deshumanización del mundo en el que vivimos. Lo mejor es su capacidad para reponerse con ironía a esa crueldad que siempre acaba por imponerse. Reponerse revisando, por ejemplo, el significado de la palabra Amor. «El amor está hecho de tiempo perdido» dice Aub, y, también, «Para hacer el amor hay que tener tiempo y saber perderlo». Estoy con él, si nos pasamos la vida (que no es otra cosa que nuestro tiempo) perdiendo el tiempo, perdámoslo en algo valioso, invirtámoslo en el amor.
Y una de las mejores frases…
La mejor frase de otro de los personajes que interpreto, para mi, es: «Si lo único que tienes seguro por nacer es morir, ocúpate de otra cosa mientras vivas»
Hay que ver este montaje por…
Varias razones, entre las cuales, yo destaco: El descubrimiento de un autor tremendamente actual, corrosivo, irónico e incómodo. Otra de las razones por las creo que hay que ver este montaje es porque, a poco que uno tenga un mínimo de sensibilidad, además de entretenerse (el montaje de Jesús Cracio es dinámico, fresco y divertido), saldrá de la sala Max Aub con una sonrisa amarga, pero dulce, pero amarga…. pero inteligente.