Leo Rivera y Carlos Heredia

 La loca versión teatral del taquillazo cinematográfico “8 apellidos vascos” está a punto de firmar cuatro meses de carcajadas con sus últimas funciones de temporada. ¿El culpable? Un cuarteto artístico capaz de desdoblarse en un sin fin de roles disparatados que dice adiós el 17 de mayo para regresar el 20 de agosto. El mes pasado charlamos con las chicas de la función, Rebeca Valls y Cecilia Solaguren, quienes pasan ahora el testigo a Leo Rivera –“Marta tiene un marcapasos”, “Burundanga”, “Avenue Q”– y Carlos Heredia –“Sin paga nadie paga”, “Los mejores sketches de Monty Python”–. Descubrimos a la sección masculina de “Más apellidos vascos”.
Carlos, ¿quiénes y cómo son sus ocho personajes de la función?

CARLOS: Patxi, un vasco que va de duro y luego es un blandengue; un camarero andaluz que lleva su propio tempo; el chef de alta cocina Atorrasagasti, obsesionado por conseguir la tercera estrella Michelín; Oriol, un catalán que propone un nuevo tipo de referéndum; José Antonio, miembro de la ‘Kale borrosa andaluza’; Paco, un murciano con problemas matrimoniales; el Presidente del Gobierno, atípico y bromista; y un padre andaluz… muy muy andaluz (risas).


¿Qué nos puede contar de los suyos, Leo?

LEO: Empiezo por Joserra, que es el chico vasco que está en el bar de Cádiz. Es un chaval muy afable, tranquilo y el más cabezón de toda su pandilla; Kike Cuencas es el crítico de la guía Michelín, un hombre muy sofisticado, caprichoso y vanguardista; Andoni, el personaje de la Ikastola, que es un tipo aparentemente muy tranquilo y callado pero que en realidad oculta todas sus pasiones; El Fali, un tío muy mujeriego; Koldo, un budista vegetariano…


Leo, ¿Qué hay del resto?

También está José Domínguez, un señor de Cartagena que ha llegado a ser parte del Tribunal de Estrasburgo; el lehendakari, que es un tío muy seco y muy serio que tiene miedo a volar y un secreto que se descubre en la función; José Antonio, un empresario cordobés de venta de aceitunas partidas de Puente Genil al que le gusta mucho viajar con su mujer; y Mikel, el joven ertzaina, un chaval muy noble y hermético con todos los tópicos del típico vasco. Es todo un romántico en realidad y se da cuenta de todo lo que él es cuando le tocan el corazoncito.


Uno de los momentos que más carcajadas desatan con sus interpretaciones es…

LEO: Cuando aparece Koldo, ¡es un momento bastante cómico!

CARLOS: Posiblemente cuando un “esnortao” se pone a hacer el caballito en una tasquita andaluza.


¿Alguna anécdota vivida en plena escena a lo largo de estos meses en el Marquina?

LEO: Lo más gracioso es que la gente hace muchísimos comentarios en plena función, ¡participan mucho!, les dan consejos a los personajes a viva voz y es muy divertido.


¿Cómo son Leo y Carlos fuera de los focos?

CARLOS: ¡Como persona, que me definan los demás! Como actor, por supuesto intento en cada proyecto dar lo mejor de mí y aprender del proyecto, del director, de mis compañeros y del público.

LEO: ¡No sabría cómo decirte…! (risas). Pero el otro día leí en un artículo que me etiquetaban como el hombre orquesta porque hago de todo, e igual es verdad, porque me gusta cambiar y soy bastante versátil, así que sí: ¡¡soy el hombre orquesta!! (risas).

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