Y ahora mismo pluriempleado. ¿Tan mal está la vida del actor?
La vida del actor está muy mala, sí (risas). Normalmente no ocurre que tengamos que montar tres textos de una manera seguida. Es una cosa coyuntural (risas).
Dirige “Como si fuera esta noche”, “Clara sin burla” y “Baile de huesos”, que también protagoniza…
“Como si fuera esta noche” es un texto muy bueno de Gracia Morales sobre algo que no acaba nunca que es la violencia de género. “Clara sin burla” es una comedia que habla de la soledad y de la necesidad de comunicarse. Y “Baile de huesos” es un encuentro con la muerte que nos prepara a bien morir y nos quita miedos.
Son los trabajos con su compañía, Martes Teatro, que pueden verse en el Estudio 2 – Manuel Galiana. ¿Sueño cumplido tras tantos años de entrega?
Ha sido muy bonito. El día que ‘estos muchachos míos’ vinieron y dijeron ‘toma, aquí están las llaves de tu teatro’ fue precioso. Ahora se trata de que distribuidores, representantes, etc. se pasen por la sala y vean lo que allí se hace, que, francamente, es muy bueno, para qué te voy a engañar (risas).
¿Actor o director?
Actor. El placer de interpretar no hay nada que lo pueda mejorar. Ese placer de convertirte en otro por un momento es fantástico.
¿Y dónde se sufre más, delante o detrás?
Sufres más como director, porque te gustaría estar continuamente diciendo ‘no, cuidado, ese ritmo aquí se te ha ido o mira, aquí…’. Cuando el actor sale es el dueño del personaje y todo depende de él. Hay que depositar la confianza en los actores.
“Divinas palabras”, “¡Ay, Carmela!”, Cyrano… ¿Consigue desvestirse completamente de sus personajes?
Creo que me los quito de encima. Lo que hago es aportar a cada uno de ellos parte de mi vida, pero afortunadamente después de interpretarlos me quedo limpio de ellos.
Y cuando se los quita, ¿quién es Manuel Galiana?
Manuel Galiana es cada uno de los personajes que he interpretado porque he puesto en todos ellos parte de mi vida (risas).
En 1998 le dieron el Premio Nacional de Teatro. ¿Cómo le sentó?
Me sentó muy bien (risas). Los premios son la satisfacción de que tu trabajo es reconocido. Recibo con mucho gusto todos los premios, ya me gustaría haber tenido todos (risas). Pero el premio del actor está en que el público te acepte.
¿Y nunca se cansó de este oficio?
Nunca, pero sí he tenido suerte. También he de decirte que yo estaba muy preparado cuando empecé a hacer teatro. Hay que estarlo porque, a veces, pasa el tren por tu lado y tienes que subirte y, si no estás preparado, a lo mejor te caes.
¿Como profesor también advierte a sus alumnos de ello?
Este oficio es muy bonito si la suerte te acompaña, pero muchos se quedan por el camino. Eso el actor tiene que tenerlo muy presente. Y, sí, después hay que prepararse muy bien. Tenemos que descubrir qué aptitudes tenemos para lo que nos gusta y para ello hay que ir a las escuelas.
Y si mira hacia delante, ¿qué ve?
Teatro. Esta apertura de Estudio 2 con los Martes Teatro encierra, además, una aventura empresarial y espero que los teatros de España nos hagan un hueco y permitan que esta compañía también pueda verse en los distintos teatros del país.