María José Goyanes

 Teresa de Jesús y la princesa de Éboli, “dos mujeres de genio vivo y dominantes en su entorno”. Así catalogaba la autora y directora Ana Diosdado –fallecida el pasado mes de octubre– a estos dos míticos personajes y con ese carácter los subió a escena, sellando con esta obra una vida de pura devoción por las tablas. Acompañada en el escenario por Irene Arcos, Elisa Mouliaá y la voz de Emilio Gutiérrez Caba, charlamos con Mª José Goyanes acerca de esta apasionada radiografía de un hecho histórico. 
¿Qué plantea “El cielo que me tienes prometido”?

Parte del encuentro que tuvieron Teresa de Jesús y la princesa de Éboli después de la muerte de Ruy Gómez. La princesa, con 32 años y 10 hijos, decidió meterse en el Monasterio de Pastrana, en ese convento que los príncipes de Éboli subvencionaban. Para crearlo, Teresa estuvo viviendo en Pastrana durante tres meses y medio de negociaciones hasta que llegó a una entente con la princesa, pues jamás estaban de acuerdo. A partir de ese momento, la enemistad entre ambas se hizo mucho más evidente. Se sabe que la Éboli intentó acusar a Teresa ante la Inquisición. Al final, todo acaba como el rosario de la aurora…


¿Cómo es esta particular Teresa de Jesús que interpreta?

Ana ha querido mostrar a una Teresa más humana, no describir a la mística, de la cual ya se han vertido ríos de tinta, sino a esa persona que pierde en un momento dado los papeles como cualquiera y que, de pronto, es víctima de la ira. Ella buscaba mecenas, subvenciones… era una gran empresaria, una gran mujer de negocios, humana, llena de conflictos y de defectos, elegante, gran escritora, resolutiva y muy fuerte a pesar de sus enfermedades crónicas –tenía una cardiopatía desde niña, estuvo medio paralítica…–. Una persona con una fuerza interior muy grande, no sólo para el misticismo, sino para la vida.


¿Y qué hay de la princesa de Éboli?

La princesa tenía un hermano que estaba en América y le mandaba dinero y esmeraldas para formar “los palomarcitos”, que así llamaba ella a sus conventos. Cuando se muere Ruy Gómez, ella decide meterse en el convento, porque estaba desesperada de la vida, pero se mete con un mayordomo, su madre, dos esclavas, sus lujos, sus vestidos fascinantes… y no respeta para nada el sistema establecido allí. Irene Arcos la interpreta maravillosamente.


Además de la princesa y Teresa, vemos un tercer personaje femenino en escena. ¿De quién se trata?

De la novicia. Es una de las esclavas que se lleva la princesa al convento pero que Ruy Gómez al morir le da la libertad. Va medio vestida de novicia porque está en un convento y ella guarda ese respeto, aunque ella no se quiere casar, ni tiene vocación religiosa, ni nada de nada. Mariana, interpretada por Elisa Mouliaá, es un personaje importantísimo y pone la nota de humor y de comedia a la función.


Usted se estrenó en el mundo interpretativo siendo solo una niña…

¡Empecé muy jovencita a hacer TV! Pero inmediatamente lo dejé y volví a los 15 años, cuando ya decidí que no quería estudiar, y la verdad es que fue fulgurante mi carrera, a los 18 años ya tenía compañía propia.


¿Qué deseo profesional le queda aún por cumplir a Mª José Goyanes?

¡Yo tengo muchos años ya como para hablar de sueños! (risas). He hecho muchos personajes y autores maravillosos y me he pegado grandes placeres. Lo que quiero ahora es encontrar personajes con carne, con carácter, que sean apasionantes de hacer como en este caso me encuentro: haciendo en teatro un homenaje a una autora que quiero mucho y haciendo otro personaje precioso en TV –”Amar es para siempre”–. ¡Que vayan saliendo cosas divertidas y apasionantes! Eso deseo.

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