“Espía a una mujer que se mata”: ¿A qué nos enfrentan Veronese y Chéjov?
Espia a una mujer que se mata es la versión de Tio Vania que ha hecho Daniel Veronese, esencialmente es eso. Cada uno va a encontrar sus propias visiones frente al texto y la propuesta. Hay infidad de temas, esa es la maravilla: el amor, la compasión, los sueños y los sueños fustrados, la vida anhelada y no vivida, la in-capacidad para comunicarnos.
Uno de los aspectos claves es el deterioro de la vida, el hastío… ¿Cómo es la atmósfera de esta propuesta?
Yo creo que esta propuesta donde pone atención es en las debilidades y la humanidad de los personajes.
Marina –“Panorama desde el puente”, “El barco”, “Tengo ganas de ti”…– es Sonia.
La nobleza de Sonia no tiene límites, su amor, su generosidad, su honradez, su bon-dad… habla de sueños, de la vida que sueña con vivir y todos nos identificamos con ello.
Y una frase de su personaje…
“En los sueños no se puede mentir, ahí esta la verdad, ahí esta encerrado el verdadero misterio de la vida”.
Casi todos han trabajado con Veronese y varios coincidieron en “Los hijos se han dormido”. ¿Cómo es su mundo?
Creo que ofrece algo muy genuino que tiene que ver con la verdad, con artistas abriendo su corazón, tanto en lo amable como en lo incómodo, para ponerlo al servicio de la historia y de los personajes.