Pirandello, Gorki, Molière… Shakespeare se ha hecho esperar.
“La violación de Lucrecia” transita Shakespeare aunque sea un poema. No es porque no haya tenido voluntad, pero sus obras tienen que reunir un esfuerzo de producción. Esto es una coproducción con la CNTC que nos ha permitido poder afrontarlo con un poco más de tranquilidad y un poquitito menos de vértigo. Pero Shakespeare ha sido un compañero desde que me dedico a esto.
¿Qué es lo más kamikaze de enfrentarse a este autor y esta obra?
La dimensión de “Hamlet” es inabarcable. Hay tantos caminos, ese poema ilimitado que Polonio en un momento describe, que al final es lanzarse por muchos caminos, intentar indagar, saber elegir. Hamlet es un personaje absolutamente desfragmentado y que tiene tantos espacios que es imposible recorrerlos todos y eso produce mucho vértigo.
¿Y, entonces, por qué “Hamlet”?
Primero porque creía que tenía el actor para hacerlo y luego porque “Hamlet” siempre me ha llamado poderosamente la atención. Me fascinan las comedias de Shakespeare y las estuvimos calibrando, me fascina “El rey Lear”, pero creo que tengo que envejecer un poco para estar más cerca de Lear, y “Hamlet” me pillaba en un mejor momento anímico… esa condición de pensamiento, de un pensamiento muy activo, rápido y vertiginoso.
Hablaba antes de vértigo y va a ser el primer director en poner en escena una obra de Shakespeare en el seno de la CNTC.
No me siento ni más ni menos, son los pasos lógicos. Cómo la CNTC no va a abordar un Shakespeare, cómo no va a tener Shakespeare en el repertorio. La pregunta es por qué no. Se trata de pluralizar, no abrirla de forma permanente y que sea mitad y mitad, sino que tiene que haber presencia de Shakespeare en la CNTC.
¿Nos da unas pinceladas del “Hamlet” de Kamikaze y la CNTC? ¿Cómo será?
Todavía no lo tengo muy claro (risas). Eduardo de Filippo decía “busca la vida y encontrarás la forma, busca la forma y encontrarás la muerte”. Esa es la premisa de partida. Te lanzas sobre la historia, ves lo que te ofrece, va despertando una serie de cosas y empiezan a aparecer imágenes. Para mí lo básico es el espacio mental. Como decía Harold Bloom, el problema de Hamlet no es que piense demasiado, sino que piensa demasiado bien. Es una función muy íntima, prácticamente transcurre en estancias muy pequeñas y hay un gran número de soliloquios en los que Hamlet piensa y lo hace en compañía del espectador, al que apela directamente.
¿Qué supone para Kamikaze este encuentro con la CNTC?
Es un auténtico privilegio porque Helena Pimenta, absolutamene generosa, abre las puertas de la institución y permite crear con tranquilidad. Ha sido fabuloso y volver a la Comedia no te quiero ni contar. Estrenar el Príncipe en la calle Príncipe me gusta (risas).