¿Cómo define “En mis trece”?
Como un concierto, un ‘chow’ con ch de Millán Salcedo en su línea, con toda su personalidad, donde muestro, después de tantos años, que estoy en forma y, sobre todo, en forma sobre la actualidad, porque es una ensalada con muchísimos ingredientes que se salpimenta con la actualidad más rabiosa y rabiante.
¿Qué novedades tiene con respecto a “Yo me subí a un piano verde”?
¡Algunas cosas te sonarán! Es aquello de ‘¡es lo mismo pero no es igual!’ pero estoy en constante renovación. Desde hace 8 o 9 años que llevo practicando este tipo de show con pianista. Lo que quiero es sentirme vivo en un escenario, que es donde realmente me apetece estar y donde recibes recíprocamente el aplauso o el silencio del público. Para mí, esto está siendo terapéuticamente sano, no conozco lugar más confortable que un escenario.
Trae monólogos, sketches, bailes, canciones…
¡Tenemos de todo como en botica! Que decía mi madre (risas) porque hacemos pequeños popurrís, utilizamos canciones actuales y muchas también inventadas donde defiendo a ultranza que los españoles y españolas estamos con los ojos a cuadros según los acontecimientos que estamos viviendo. De hecho, en este show juegan mucho los cuadros, porque la palabra ‘ajedrezarse’ es sinónimo de escaquearse y yo creo que eso lo dice todo. Pero siempre en clave de humor, por supuesto, ¡que nadie piense que voy a dar un meeting político…!
Este año se cumple el 30 aniversario del mítico gag de Encarna Sánchez… ¿volverá a interpretarlo?
¡No! Eso perteneció a “Yo me subí a un piano verde” y a “De verden cuando”. En este show ya no hay alusiones a Martes y Trece ni nada de eso porque creo que el público ya va a ver esos guiños de un modo espontáneo, porque es algo que te sale, está vivo. Oye, que igual que digo carnaza, puedo hacer un juego de palabras y decir Encarnaza de Móstoles, pero vamos, como mucho.
Lleva muchos años haciendo shows de humor en solitario. ¿Es esto más o menos complicado que hacerlo en compañía?
Lo más difícil es comunicar y ahí está la clave. A mí me encantan ambas cosas. He hecho drama y zarzuela en mi trayectoria también, pero yo realmente me quedo con el humor, que es donde yo me hallo y puedo hacer el ganso, saltar, triscar y entretener. Yo soy un entretenedor.
“En mis trece” ha prorrogado en el Nuevo Apolo. ¿Qué recorrido le depara a este espectáculo?
¡Hasta que quiera el público! Yo sigo en plena promoción. Ahora Josema y yo nos hemos unido más que nada para apoyar-nos, porque creo que mediáticamente tenemos mucho más tirón que por separado. Hemos hecho el “Sálvame” del jueves santo e incluso un programa fallido de Bertín Osborne que no se va a emitir sin que nos hayan dado ninguna explicación… pero bueno, a mí me basta con hacer mis shows en mis trece, no tengo proyectos porque no quiero agobiarme, bastante me agobié durante el tiempo que fui un gracioso oficial, que me pasó factura. ¿Mi plan? Seguir adelante, ¡de escenario en escenario!
Un gran referente humorístico…
Charles Chaplin.
Un personaje imitado que le provocó risa incontenible…
¡Con muchos nos ha dado la risa a Josema y a mí! Pero siempre me ha encantado hacer de Raphael.
Una manía:
¡¿Una ‘ná’ más?! (risas). Yo soy un aries lunático que vive en un ático, no te digo más…
¿Qué música escucha Millán?
Clásica. Yo era de los Beatles de jovencito. Ellos me llevaron al rock sinfónico y después ya a la música clásica. • Un hobbie actual: Me gusta hacer collages, escribir, pintar y hacer fotos.
¿Cómo se ve dentro de 10 años?
¡Pues con 71 años, fíjate qué horror! (risas). Pero yo creo que bien, me veo con la mente lúcida.
Un capricho pendiente de realizar:
Tener un ático pequeñito con vistas a Las Vistillas de Madrid, al poniente, ese crepúsculo… me encantaría pillarlo por sorpresa y robárselo a la madre naturaleza.