Muriel Romero – Compañía Nacional de Danza

Que Muriel vino a este mundo para dedicar su vida a la danza es una afirmación incontestable. Comenzando su formación en Murcia, su ciudad natal, y dando el salto a la capital con tan solo 11 años para entrar a la Escuela Nacional de Danza y sacarse la carrera de danza clásica con Matrícula de Honor en todos sus cursos, la flamante carrera internacional de Muriel dio el pistoletazo de salida con 14 años. Por el camino, grandes premios, giras y trabajos con astros de la talla de William Forsythe. Hoy, esta bailarina y coreógrafa regresa a aquella Compañía Nacional de Danza que la acogió en su elenco a los 16 años para asumir, nada menos, que su dirección. Atrás queda esa lista de predecesores formada por grandes nombres de la danza como son Víctor Ullate, María de Ávila, Ray Barra, Maya Plisétskaya, Nacho Duato, Hervé Palito, José Carlos Martínez y Joaquín De Luz. Por delante, un camino tan sólido como prometedor. Charlamos con la brillante nueva directora de la CND para sumergirnos en las claves de su proyecto. Por ANA VILLA Fotos: LAURA SANSEGUNDO

¡Enhorabuena! Es usted la nueva directora de la Compañía Nacional de Danza. ¿Cómo recibió la propuesta y cómo valora este nuevo logro profesional?

Gracias. Después del periodo de selección en el que, en primer lugar, el Consejo de la Danza aprobó mi proyecto y, después, se sucedieron las entrevistas personales con la dirección del INAEM –Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música–, finalmente, el 9 de julio, me comunicaron la noticia por teléfono. Fue muy emotivo porque es una fecha muy significativa para mí, ya que se cumplían exactamente 16 años del fallecimiento de mi madre. Es un reto que asumo con mucha ilusión, respeto y compromiso.

¿En qué consiste la misión que se ha marcado al frente de la CND para el próximo lustro?

Crear una compañía versátil donde las artes del movimiento estén en constante diálogo con otras disciplinas: el intérprete como vórtice de miradas transdisciplinares. Un proyecto de amplio repertorio en el que las nuevas tecnologías amplifiquen el cuerpo y la creatividad del bailarín para llegar a nuevas modalidades sensoriales.

¿Cuáles son, una a una, las claves que van a desarrollar su proyecto como directora de la compañía?

Hacer de la CND una entidad de referencia a nivel nacional en el ámbito de la creación coreográfica. Ser un nodo, local e internacional, en conexión permanente con creadores escénicos multidisciplinares. Entender la danza como un arte colaborativo a través de la ampliación de vínculos con compositores de música contemporánea y creadores de nuevas dramaturgias. Consolidar la visión feminista, colaborativa, inclusiva y diversa de la CND. Ampliar y dotar de contenidos el compromiso con colectivos con capacidades, funcionales e intelectuales distintas.

¿Qué hay de los objetivos estratégicos y líneas de actuación, qué sería lo más relevante para esta temporada 2024/2025?

La temporada está avanzada, así que daremos continuidad a determinados proyectos y compromisos asumidos con anterioridad a la vez que nos volcaremos en nuevas líneas. En fechas recientes –principios de octubre– hemos realizado unas audiciones a las que se presentaron más de 500 aspirantes y en las que se seleccionaron 26 nuevos perfiles. Esto es relevante ya que nos permitirá tener una compañía con 56 bailarines altamente cualificados y unidos por un proyecto que quiere darles voz y protagonismo y que se preocupará también de su transición profesional. Además, daremos impulso al proyecto ‘Somos CND’ para llegar a colectivos amplios conformados por niños y jóvenes, especialmente aquellos con menores oportunidades para acceder y disfrutar de la danza y las artes del movimiento. Asimismo, apoyaremos iniciativas concretas como, por ejemplo, el día internacional del Parkinson.

Para usted, ¿cuáles son las fortalezas con las que cuenta el elenco de la CND, qué define a estos bailarines y bailarinas?

Quiero crear un elenco versátil donde bailarinas/es puedan interpretar y afrontar diversos lenguajes coreográficos. El bailarín del siglo XXI es un bailarín versátil, intérprete y creador al mismo tiempo.

¿Qué estilos de danza vamos a poder disfrutar en escena?

Desde lo clásico y neoclásico hasta contemporáneo, performativo y nuevas vanguardias.

Resulta fascinante revisar su trayectoria profesional que comenzó en su Murcia natal y continuó en la Escuela Nacional de Danza de Madrid con tan solo 11 años. ¿Cuáles eran los sueños de aquella niña y qué aspectos sacrificó por entregar su vida a la danza?

Tenía muchos sueños, era una niña llena de fantasía que todo el día inventaba nuevas realidades que vivir, nuevos juegos; me encantaba disfrazarme, transformar mi casa o mi habitación en otro espacio de lugar y tiempo. Tuve unos padres que dejaban volar mi imaginación. Mi madre había bailado y tocaba el piano, mi padre un matemático que escuchaba a Chopin. La danza me atrapó desde el primer momento, fue algo orgánico y tuve la suerte de tener muy buenos maestros, que hicieron que mi talento fuera desarrollándose de una forma natural. Con respecto a sacrificios, el más grande fue dejar a mi familia y amigos a los 11 años.

Después de sacarse la carrera de danza clásica con Matrícula de Honor en todos sus cursos –ganando prestigiosos premios dentro y fuera de España con tan solo 14 y 15 años–, usted entró a formar parte de esta CND que ahora dirige a los 16 años de edad. ¿Qué le aportó esa etapa de su vida?

Me dio la oportunidad de entrar en el mundo profesional e interpretar una gran variedad de repertorio. También una de las maestras de baile, Valentina Sabina –rusa–, me llevó dos meses al Bolshoi y me presentó a un concurso que me abrió las puertas para poder formar parte de mejores compañías europeas, en las que pude trabajar con una gran variedad de coreógrafas/os y estilos.

Su trabajo junto a coreógrafos y dramaturgos de vanguardia internacionales como La Ribot, Sasha Waltz o William Forsythe marcó la siguiente etapa de su carrera. ¿Qué aprendizajes destacaría de aquella época?

Siempre he ido en busca de nuevos lenguajes coreográficos y, a la vez, me interesaba conocer el mundo independiente de la escena europea. Trabajar en estos proyectos te acerca al universo de la coreógrafa/o de una forma más íntima y los procesos creativos son muy enriquecedores. Luego el trabajo de Forsythe lo he estudiado durante años como fuente inspiradora de mi obra coreográfica.

Además, usted fundó en 2008 el Instituto Stocos en Madrid. ¿En qué consiste este proyecto, qué logros destacaría del mismo y en qué momento se encuentra actualmente?

Stocos es un proyecto transdisciplinar creado hace 15 años, donde el arte y la ciencia se dan la mano. Un proyecto donde convergen la danza, la música contemporánea, las matemáticas y la psicología experimental creando un constante diálogo. También desarrolla tecnología para amplificar el cuerpo y trasladar sus cualidades de movimiento en sonido, luz e imágenes en tiempo real. En estos momentos, Stocos, bajo la dirección de Pablo Palacio, participa en el proyecto europeo ‘Premiere’ de Horizon Europe, creando modelos de Inteligencia Artificial que acompañen y faciliten todo el proceso creativo de un coreógrafo. Stocos acaba de estrenar su última obra, “Incubatio”.

Centrándonos en este comienzo de temporada de la CND, estamos deseando disfrutar de la reposición de “La Sylphide” que llegará en diciembre al Teatro de la Zarzuela. ¿Cómo presenta este espectáculo y por qué motivos no defraudará a los amantes de la danza?

“Le Sylphide” es una obra que se estrenó con el anterior director de la CND durante la pasada temporada y que estaba programada para este diciembre en el Teatro de la Zarzuela. Se va a remontar con Petruska Broholm y Arancha Arguelles, las personas encargadas en su día de su montaje. Es un ballet romántico del coreógrafo Auguste Bournoville con música de Herman Severin Lovenskjold de una gran belleza estética. Como dijo Gautier ,“este ballet inició una nueva era en la coreografía y fue por él que el romanticismo se introdujo en el dominio de Terpsícore”.

¿Qué otros títulos tiene en cartera para subir a escena durante los meses venideros?

También estaba programada la obra “Don Quijote“ con coreografía de José Carlos Martínez en el Teatro Real el próximo mes de febrero. Y, por otro lado, estamos cerrando fechas con otras obras en distintos teatros y festivales dentro y fuera de España. Terminemos con un poco de fantasía.

¿Cómo sería el mayor sueño casi inalcanzable de Muriel Romero en el plano profesional?

En este momento mi mayor fantasía es poder desarrollar mi proyecto artístico creado para la CND lo mejor posible. Un sueño completamente alcanzable que iré desarrollando con mucha dedicación.

¿Y en el plano personal?

En el plano personal estoy en un momento de madurez muy bello. Pero si hay que soñar, deseo seguir creciendo como persona en todos los niveles.

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