¿Cómo definiría “Salvator Rosa…”?
Como una fiesta del teatro. Una celebración, más que una representación. Un juego fastuoso y divertido. Un homenaje al teatro y al arte, en general.
Hábleme de su personaje…
Salvator Rosa es un pintor napolitano de principios del XVII. Es un personaje real con fama de ser poco convencional, marginal, corrosivo y un poco peligroso para las mentes ‘biempensantes’.
¿Qué le resulta admirable en él?
Admiro su osadía, al atreverse a pintar de forma que resultaba incómoda para sus coetáneos. Admiro que, además, era poeta satírico, dramaturgo, músico y actor. ¡Eso lo tenemos en común!
La narrativa de Francisco Nieva es diferente y especial porque…
No se atiene a reglas. Escribe lo que le da la gana, siguiendo un código muy personal. Por eso no todo el mundo lo entiende.
¿Por qué motivos nadie debería perderse esta función?
Porque es una maravilla. Muy divertida y sabia, con un lenguaje exquisito y sorprendente, una estética muy particular y unos actores de primerísimo nivel.
Cuenta con más de 20 años interpretando en las tablas y eso ha dado para muchas experiencias. ¿Cuál de ellas recuerda de una manera especial y por qué?
Más de 30, querida amiga. Y recuerdo muchas cosas, entre ellas la primera obra que hice de Nieva y también con Guillermo Heras, en 1993: “Nosferatu”. Supuso uno de mis mejores trabajos como actor y me abrió muchas puertas.
Ha rebasado las mil funciones de la mano de “El cavernícola” con gran apoyo de crítica y público. En su opinión, ¿cuál es la clave de este éxito?, ¿para cuándo el regreso?
No creo que exista función de teatro en el mundo, monologada, dialogada o cantada que produzca tantas risas como “El Cavernícola”. Lo dudo muchísimo. Y no es un humor barato. Además, acaba de una vez por todas con la ‘guerra de los sexos‘ y rompe una lanza a favor del mutuo entendimiento. No sé cuándo volveré, ¡pero da por hecho que lo haré!
Son muchas las facetas por las que le conocemos –actor, director, cómico, guionista, escritor, músico…–, ¿cuál de ellas sube más su nivel de adrenalina?
El placer de escribir, en soledad, es inmenso. También colgarte la guitarra y descargar watios tiene su aquél. Pero el nervio de antes de salir a escena el día de un estreno de teatro no tiene parangón.
Una grandísima fantasía profesional para usted, sería…
Poder subirme al escenario hasta el último día de mi vida.
Cuando deja el trabajo a un lado, nada le hace disfrutar más que…
Mi hijo.