¿Con qué se queda de este texto?
Me gustaría que a la persona que venga al teatro le pasara lo que me pasó a mí, que pudiera encontrar esa necesidad de buscar en su interior un deseo o un motor que les impulse a vivir un poco mejor.
Háblenos de Kyra…
Es una mujer que está construyendo su propia vida, intentando buscar su propio lugar en el mundo. Una mujer que todavía está enamorada de este hombre y a través de ella el autor nos ayuda a reflexionar sobre la posibilidad de tener la libertad de ser como eres y al mismo tiempo recuperar un pasado que posiblemente ya no tiene lugar en tu vida. Cómo construirte una vida por ti misma y no ser anulada por un amor.
¿Los actores ahorran mucho en psicoanálisis con esto de la interpretación?
Mogollón (risas). Me ha ayudado, pero también he gastado en psicoanálisis y creo que lo seguiré haciendo (risas). El teatro es absolutamente sanador, para todo el que participa en él tiene algo cuasi religioso desde el momento en el que nos reunimos con un público en un recinto cerrado y nos ponemos a sentir. Para mí es necesario para vivir, es mi manera de profundizar en el alma humana y entender el mundo.
¿Y trabajar con José María Pou?
Ha sido un regalo, estaré eternamente agradecida a un director que decide que tú eres su Kyra. Para la edad que tiene –es es muy joven matiza entre risas– mantiene muy viva la capacidad de dejarse sorprender y el deseo de que cada día la función sea diferente.
Muchos de sus compañeros citan su nombre al preguntarles por su actriz favorita…
Me acabas de poner los pelos de punta. Siempre que alguien te cuenta algo así dices ‘tengo que estar a la altura de las expectativas’.
