Pablo Chiapella

 Ahora podría estar eligiendo chándal para ir a dar clase de Educación Física y sin embargo Pablo Chiapella se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas gracias a “La que se avecina”. Y, aunque media España canta sus frases, hay vida más allá de Amador Rivas. Este albaceteño ha arrancando carcajadas en “La hora Chanante” o “Muchachada Nui” y ha hecho cine, TV y teatro –“Perdona si te llamo amor”, “Alguien voló sobre el nido del cuco” o “Sí, soy el Señor”–.
¿Qué es “La puerta de al lado”, cómo definiría esta obra?

Complicado. Es una historia de amor con todo en contra donde los polos opuestos terminan atrayéndose a pesar de luchar a la contra.


¿Cuál era el caramelo que le ofrecía esta propuesta teatral?

En un principio de lo que más ganas tenía era de volver a hacer teatro, que llevaba mucho tiempo metido en el mundo de la tele con “La que se avecina” que no me permitía hacer nada más y encima me vino la propuesta de  manos de Sergio. Miel sobre hojuelas, dice inmediatamente que sí a pesar de haberlas pasado regulín porque he tenido que combinar ambas cosas y la verdad es que por momentos me he vuelto un poco loco, ha sido duro. El caramelo era todo, el personaje, el texto, el director y la compañía.


¿Cuál es la primera frase de su personaje?

“Ella tiene aproximadamente mi edad, quinta arriba, quinta abajo”. Así arranca (risas).


Háblenos de su personaje…

Él es un jefe de productos de la empresa de yogures Yoplait y es el que lleva el tema de la publicidad, la promoción de marca y demás. Es un tipo que ha decidido complicarse poco la vida, vivirla dándose todos los gustos que pueda. Ha superado los 40 y realmente no tiene complicaciones. La complicación se la encuentra en la puerta de al lado, que es una vecina que llega a la comunidad y se convierte en su tormento hasta que pasa a ser el amor de su vida. Es un tío bastante hedonista, que le gusta cuidarse, vivir bien, salir de marcha…


¿Cómo es el Pablo Chiapella vecino?

Como vecino soy bastante tranquilo, la verdad porque a día de hoy paso poco por casa (risas), armo poco jaleo porque estoy todo el día fuera. No suelo ser tiquismiquis porque yo creo que hay que dejar que la gente se libere un poquito. Como vecino no me molestan a mí, pero igual soy un poco molesto porque por ejemplo tengo algunos vicios como oír la música fuerte y hacer reuniones en casa. Pero siempre dentro de un orden, ninguna locura, que soy muy mayor ya (risas).


¿Cómo sería el vecino o vecina capaz de sacar de quicio a Pablo Chiapella?

El vecino que me saca de quicio es el que le abro la puerta y no me da ni las gracias o el que viene al ascensor a la vez que tú y esperas para que llegue y no te dice ni hola. La mala educación en general me saca bastante de quicio.


¿Qué consejos le daría Amador a su personaje actual para ser un vividor-follador?

(Risas). Este no los necesita, este va bastante servido, es un tío que sabe manejarse en ese ambiente. En cualquier caso si tuviera que darle algún consejo Amador a él sería que no discutiera tanto y que desenfundara más.


Hablamos de Amador porque es un auténtico fenómeno de masas. ¿Cómo se lleva eso de que media España hable como su otro yo?

La verdad es que es curioso porque está en la calle y lo oigo bastante a menudo. Yo soy profesor de Educación Física y tengo muchos compañeros maestros también que me dicen que los alumnos en el colegio hablan como el personaje. Por un lado me divierte, pero por otro me da mucha pena porque no es que hable muy bien (risas). No deja de ser curioso que una cosa que surge en el trabajo y muchas de ellas en el plató sin estar escritas de repente se conviertan en una cosa así de masas. Ilusiona bastante, es bastante atractivo.


¿La popularidad es algo muy surrealista? ¿Qué cosas le pasan? Pros y contras…

Yo creo que tiene más contras, pros le veo pocos (risas). Pros le veo que de repente montas un espectáculo y el hecho de salir en la tele ayuda a que la gente te dé la oportunidad, también te favorece en algunos restaurantes,te dan mesa cuando no hay, pero quitando esas dos cosas se hace bastante pesada la popularidad y más cuando es tan grande, que no te puedes meter casi en ningún sitio.


¿Cómo acaba un futuro profesor de Educación Física en “La hora Chanante” y de ahí al estrellato? ¿Qué le dicen a uno en casa?

(Risas). Fue una cosa bastante impulsiva porque yo estaba con mis estudios de Educación Física, estaba preparándome la oposición y mi compañero y amigo Ernesto Sevilla me llamó hace quince años ya al telefonillo de casa y me dijo que le habían comprado un sketch en Paramount y que si me venía con él a hacerlo, me vine y me quedé. Luego ya me apunté a una academia, hice estudios y empecé a trabajar al año y pico de estar aquí y ya no he parado. Fue una cosa poco meditada por suerte, igual si la llego a pensar estaría dando clases.


Otros proyectos: a la vista y soñados…

Tenemos que terminar la temporada de “La que se avecina” y tenemos “La puerta de al lado”, que espero que tenga una larga vida. Con lo cual a corto plazo, tengo una película pendiente y no hay nada más ni creo que me quepa nada más. 

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