Paco de La Zaranda

“Los que ríen los últimos”, “Futuros difuntos” –Premio Nacional de Teatro–, “Nadie lo quiere Creer”. Dicen algunos que son dueños del teatro más interesante que se hace desde los 80. Otros se preguntan si estarán marcando los primeros pasos hacia el teatro del nuevo milenio. Lujo, bocanada de aire fresco, estilo único, teatro necesario… Adjetivos que se quedan cortos al hablar de La Zaranda. Han transcurrido treinta y cinco años desde que emprendieran su andadura teatral y Paco de La Zaranda nos asegura que “la familia goza de una salud ‘escalofriante’”.
¿Qué guarda La Zaranda en su memoria de estos años?  

Creo que olvidar lo sufrido es también tener memoria. La Zaranda nace con cada nuevo trabajo. Vivimos intentando que nuestro sueño sea camino para despertar nuestro universo teatral. Un teatro que nace del desgarro que produce lo que amas.


¿Qué musa les guía para seguir siendo un referente?

No hay más musa que la obediencia al silencio comunicativo que hay en cada uno de nosotros. Ahí está el misterio: en el           silencio. En él se da la revelación para que el teatro suceda. No hacemos teatro, el teatro nos hace a nosotros. 


¿Y cómo han visto cambiar el mundo del teatro en estas tres décadas?   

Hemos visto cómo el teatro artesanal se ha ido convirtiendo en un mero objeto de consumo para el ocio, aplicándosele un  proceso industrial que apaga la búsqueda de un horizonte propio. Sería injusto decir que todo fue malo, hubo ayudas y se       mejoraron espacios obsoletos, pero eso no llegó a redundar en la calidad del público. Con un más que mermado circuito, unos disparatados impuestos aplicados y sin ni   siquiera dinero para el mantenimiento de tanto delirio, la cultura naufraga.  


¿A qué nos vamos a enfrentar en “El régimen del pienso”?

El teatro es un modo de entrar en nuestra realidad más profunda, por eso no podemos reducirlo a hechos; solo podemos detener un instante, anular lo profano y entrar en una liturgia.  


Al hundir el escalpelo en esta especie de necropsia de nuestra sociedad, ¿qué se ha encontrado La Zaranda?

La necropsia empieza en cada uno de nosotros. Es el espectador el que debe abrir la conciencia, y encontrar la respuesta.


¿Una sociedad muerta tiene posibilidad de redención?

No se puede resucitar sin morir primero. Así hago para que nazcan mis personajes. La necropsia hay que entenderla como llave de nuestra conciencia. El mundo es hostil. Sólo elevando nuestra conciencia puede haber redención.


Dice la crítica que hay amargura en este montaje, pero también humor…    

Pienso que el humor y la tragedia van unidos. No siento que la risa sea un escape, sino la floración del dolor, la risa es un regalo misterioso; si en nuestro trabajo puede nacer el humor, tenga la seguridad que nunca fue intencionado. El humor, como todo en el escenario, debe brotar de nuestras emociones.


¿Qué es el teatro para La Zaranda?   

El teatro es un misterio que se nos revela en cada representación, quizás sirva para encontrar el verdadero silencio que nos haga superiores a nosotros mismos.

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