¿Paola Matienzo ha jugado alguna vez a eso de “Verdad o Consecuencia”?
En Argentina lo jugábamos mucho y aquí y en otros países también, aunque con otros nombres. En la obra lo juegan como un mecanismo que pone en evidencia lo subyacente, como un reflejo de la posibilidad de elegir, también en nuestras vidas, lo que estamos dispuestos a afrontar y lo que preferimos evitar. Invitándonos a reflexionar sobre las consecuencias que tiene no enfrentarnos ciertas cuestiones.
Parejas o amigos, copas y verdades. ¡Menudo cóctel, ¿no?! ¿Un juego como este del que hablamos puede llegar a ser peligroso?
En el hábitat que crearon estos cuatro personajes sí. Esta noche funciona como un fractal de lo que fueron sus vidas hasta este momento, llevan demasiado tiempo transitando por toda clase de incomodidades y silencios con tal de no enfrentarse a lo que realmente sienten y quieren. Y ahora se dan cuenta que valoran la estabilidad afectiva que han construido, no solo por la contención emocional que implica, sino, y en gran parte, por el esfuerzo que les supuso haber dejado tantas cosas en el camino para conseguirla, toman conciencia de que esa estabilidad es una trampa en sí misma.
Dos parejas se juntan a cenar y entre copas, risas, confesiones y reproches, todo salta por los aires. Háblenos de “Verdad o Consecuencia”, cómo definiría esta pieza y a qué nos enfrenta, de qué habla?
Nos enfrenta a todo lo que no nos atrevemos, a esa renuncia que elegimos y a todo lo que creemos que debemos dejar en el camino a medida que crecemos. Esta historia habla sobre las consecuencias que tiene alcanzar una estabilidad afectiva, que muchas veces nos obliga a actuar en contra de uno mismo.
En un atardecer en Madrid, dos parejas se juntan a cenar. Entre copas, risas, confesiones y reproches, la velada se transforma en un caos emocional que evidencia la fragilidad de las relaciones y fuerza a cada personaje a enfrentar sus verdades y las inevitables consecuencias.
Los personajes hablan del miedo al cambio y de cómo las normas culturales nos condicionan; critican la sociedad, pero están hablando de sí mismos. Ellos saben que no arriesgan, o si, según como se mire. Unos están dispuestos a jugarse todo lo que tienen, otros se ponen en juego ellos mismos. No hay un camino más fácil, cada uno tiene sus razones.
Quim la definió muy bien como un dramedia etílico. Aunque el público se ríe mucho durante toda la función, también hay momentos de drama y de suspense.
¿De dónde surge esta obra, de dónde nace, qué le lleva a escribirla?
Esta obra surge de replantearme el modelo de maternidad y familia imperante y es el germen de Sala AZarte.
La estrené en el 2008 y nos dio muchas alegrías, fue nominada para los premios Notodo a mejor Obra de teatro de ese año, con ella surgieron actores interesados en entrenar conmigo y nos permitió hacer nuestra primera gira nacional.
En aquel momento busqué un local para abrir un espacio de entrenamiento y ensayos y luego de dos años de licencias y reformas, el proyecto se amplió a lo que hoy es Sala AZarte, un espacio de creación, formación y exhibición, abierto a grupos y artistas provenientes de todos los ámbitos de la cultura y principalmente del teatro y del cine, disciplinas a las que está ligado nuestro trabajo e investigación artística.
¿Quiénes y cómo son los personajes que habitan esta obra?
Alejandro Tous es Juan: Psicólogo y escritor, en pareja hace 25 años con María, es encantador y muy bueno en su trabajo. Parecería que siempre tiene todo bajo control, pero hoy está dispuesto a jugarse todo lo que realmente le importa y está decidido a llegar a hasta el final, aunque eso signifique desmoronar todo lo construido.
Quim Ramos es Tomás: Arquitecto, amigo de toda la vida de Juan y María. Tomás nunca vivió pegado a los mandatos sociales, pero acaba de casarse con Sofía… El que se encuentre en un punto crítico de su vida posiblemente ayudará a que el alcohol le haga desenterrar verdades que cualquiera preferiría dejar bajo la tierra.
Andrea Noceda es Sofía: Ejecutiva de una agencia de publicidad. Siempre vivió para su trabajo, pero ahora, por primera vez en su vida, está enamorada y quiere disfrutarlo. Lamentablemente esta noche le obligará a afrontar deseos nunca confesados y a aceptar verdades que hubiese preferido no tener que enfrentar.
Yo hago el personaje de María: Es dramaturga y le encanta su trabajo, vive estresada y es consciente de que debe parar, aunque no lo hace. Parecería que hasta ahora tuvo todo lo que quiso en la vida, pero guarda un secreto que amenaza con desmoronar su vida, cuidadosamente diseñada junto a su pareja y su hijo.
Sobre las tablas, junto a usted, Alejandro Tous, Andrea Noguera y Quim Ramos. Viejos conocidos, siguen protagonizando el éxito “Dentro y fuera”. ¿Cómo es trabajar con ellos?
Dentro y fuera la bajamos de cartel en la etapa final de los ensayos de esta obra, porque Verdad o consecuencia es muy cañera a todos los niveles y debimos poner toda la energía aquí. La retomaremos porque es una obra que se creó para los dos espacios de nuestra sala y siempre funciona muy bien.
Con Quim y Ale llevamos ocho años trabajando y tenemos una complicidad que juega muy a favor en los montajes, nos conocemos y nos apoyamos mucho trabajando en los procesos de cada uno de creación de personajes y también en como funcionamos en escena. Es realmente un privilegio salir juntos a hacer cada función, porque confiamos plenamente en lo que hacemos y sabemos que pase lo que pase estaremos allí para el otro y los otros estarán allí para uno. Andrea se sumó en este montaje y supo entrar muy bien en la dinámica de trabajo de la compañía, también Cristina Soria que empezó a trabajar en Dentro y fue y siempre es una alegría trabajar junto a ella.
Miramos la ficha artística de “Verdad o Consecuencia”. Autoría, dramaturgia y dirección: Paola Matienzo, que también forma parte del elenco. ¡Qué locura, ¿no?! ¿Gusto o necesidad?
La verdad es que a estas alturas me resulta más fácil trabajar así. Cuando arranco un proyecto ya lo tengo muy trabajado en mi cabeza y en el papel y se muy bien lo que quiero. La ventaja de escribir y dirigir es que todo va sumando en una misma dirección y si tienes la suerte de trabajar con gente que entiende tu mirada, el camino se vuelve mucho menos difícil y mucho más gratificante. Los tres procesos son muy diferentes y aunque en algunos momentos van en paralelo, sé diferenciar muy bien los objetivos y tareas de cada uno. Yo dirijo con cámara y en los pases soy una actriz más, luego hago un visionado de las 6 horas de ensayo y tomo notas, para proponérselas a los actores en el encuentro siguiente. Para mi esta es la única manera de tener una mirada desde fuera, que creo que es fundamental. Porque la mayoría de las veces la percepción desde dentro, a pesar de la experiencia, es muy diferente a lo que se ve desde el patio de butacas.
¿Y cómo se llevan la Paola dramaturga con la directora y esta con la actriz? ¿Es un trío fácil o tiene sus días?
Estupendamente. Son tres formas muy diferentes de afrontar el trabajo y después de tantas obras de teatro montadas, ya tengo una manera de trabajar que me funciona en cada etapa.
Escribir es un proceso solitario de mirarte a ti en relación al mundo que te rodea y volcar lo que te interpela en ese momento. Es un trabajo de una libertad absoluta y más en teatro en donde todo es posible. Ahora estoy escribiendo audiovisual y allí hay unos presupuestos y unas limitaciones que en teatro no existen, porque solo con luces y sonido puedes crear lo que quieras, el bosque más maravilloso yo lo vi en teatro, sin absolutamente nada más que estos dos elementos.
Dirigir es más social y expansivo. También lo disfruto mucho y me encanta ver cómo el trabajo se enriquece cuando es atravesado por otras miradas y sensibilidades.
Actuar para mí es lo más divertido, es lo más intuitivo, físico y alejado de la mente. Es algo que necesito y lo que más me estimula. Porque es la oportunidad de dejar la cabeza de lado y ponerle el cuerpo a lo que pasa y también de sembrar e impulsar desde dentro de la escena.
¿Cómo es la Paola Matienzo directora? ¿Cómo le gusta trabajar?
Comienzo a dirigir cuando ya se muy bien hacia dónde voy y siempre llego a lo que tenía en la cabeza, en parte, porque se aceptar cuando alguien necesita transitar un terreno que no está dentro de lo que escribí o imaginé, muchas veces debe pasar por allí, aunque luego eso no se instale y con el tiempo aprendes a posibilitarlo.
Creo que lo difícil de dirigir, no es saber que hay que corregir, eso lo sabe cualquier persona con sensibilidad, aunque no dirija. Lo difícil es saber que buscar primero y que es mejor dejar para instancias más avanzadas de los ensayos. Hay cosas que son evidentes, pero no puedes trabajarlas sin resolver antes otras cuestiones que son las que van a permitir de una manera natural llegar a eso que buscas. También debes ir con cuidado y aprendiendo cual es la mejor forma de orientar a cada actor o actriz, porque cada persona es diferente y lo que a una le acerca, a otra le aleja. Conocer con quien trabajamos es un regalo y por ello muchos directores convocamos siempre a las mismas personas. Con Quim y Alejandro, por ejemplo, muchas veces no hace falta más que mirarnos para entendernos.
¿Y esa forma de trabajar es también la que aplica a la hora de sacar adelante AZarte o dirigir un teatro es diferente?
Dirigir un teatro es muy diferente y bastante más complejo, porque no diriges solo personas, sino diversos proyectos artísticos, de formación, de gestión y de financiación y todo esto requiere ciertas herramientas que además van cambiando a lo largo de los años. Algo de esto que hablaba antes puede valer, en parte, para orientar el trabajo de las personas que colaboran en las diversas actividades de la sala. Pero en este caso también debes conocer sus motivaciones, objetivos y capacidades y entender esto es fundamental tanto para asignar tareas, como para delegar responsabilidades y creo que este es el mayor reto que tenemos las gestoras culturales desde la dirección.
Cuéntenos si estos días nos pasamos por AZarte, qué vamos a encontrar, tanto en lo que se refiere a programación como a otras áreas.
En cuanto a talleres de entrenamiento para actores profesionales esta temporada arrancamos con tres de los directores más prestigiosos dentro y fuera de España como son Estíbaliz Urresola, directora de la multipremiada 10000 especies de abejas, Alex Rígola que no necesita presentación y con quien llevamos 10 años intentando cerrar una fecha y Nao Albert un referente del teatro contemporáneo a nivel internacional.
Por otro lado, en los talleres de larga duración, donde los directores pueden trabajar más en profundidad con los actores, contamos con un nuevo equipo de lujo formado por: Lino Escalera, director de trabajos como No sé decir adiós y Elite, Pau Durá director de Pájaros, Juan Manuel Carrasco reconocido director que acaba de estrenar su segundo largometraje y Juan Carlos Fisher director de Prima Facie y La madre, entre otros muchos otros directores y directoras que ya son parte de la sala desde hace muchos años.
Han pasado casi 15 años desde que AZarte dejó de ser un proyecto para convertirse en un teatro. ¿AZarte es el espacio que soñó o aún quedan cosas por hacer?
AZarte es mucho más de lo que soñé. Porque a mi visión se suman muchísimas personas que imaginan y construyen este espacio cada día junto a nosotras. Desde Isidro Romero que es quien levantó la sala a mi lado desde el principio, hasta el resto de personas que forman nuestro equipo, las directoras y directores que colaboran con nosotras, todas las profesionales de las obras que programamos y acogemos en residencia, las compañías que nos visitan y el público que da sentido a todo el trabajo que hacemos desde las diferentes áreas artísticas y de gestión.
Siempre se abren nuevas posibilidades de actividades para y con el sector y desde AZarte estamos abiertas a acoger nuevas propuestas. La última que incorporamos y que está teniendo una muy buena respuesta, está alineada con uno de los objetivos que tenemos desde que abrimos la sala, apoyar a las nuevas compañías, creadores y creadoras. Y además de los programas de residencias, laboratorios de investigación y talleres, que tenemos en esta línea, estamos produciendo entrevistas en Streaming con importantes directores de cine y teatro, como Lino Escalera, Julián Fuentes Reta (ganador de dos Max), Natalia Menendez (ex Directora del Teatro Español y Naves del Matadero), entre muchos otros y otras directoras, en las que hablan desde su experiencia, de las claves que consideran fundamentales para sacar trabajos de cortometrajes, largometrajes y obras de teatro adelante, en lo que se refiere a la gestión, la financiación, la producción y lo artístico. Son entrevistas muy inspiradoras, que están llegando, por primera vez, no solo a nuestra comunidad de artistas, sino mucho más allá de nuestras fronteras, ya que pueden verlas desde cualquier sitio en nuestro canal de Youtube o en nuestras redes.
¿En qué más anda Paola Matienzo? ¿Le da la vida para más?
Bueno yo vengo del cine independiente en Argentina y hace unos años volví a mi primer amor artístico. Escribí y dirigí dos cortometrajes, trabajé como actriz en otros proyectos y desde el confinamiento he vuelto a la escritura audiovisual, aunque no tengo demasiado tiempo para escribir durante la semana, es algo que me encanta hacer cuando tengo un día libre. Recién ahora estoy empezando a mover estos trabajos, de momento un largometraje pasó por el Lab de Colombia y una Serie fue seleccionada en Iberseries. Ahora el reto es conseguir la financiación para mi primer largometraje y seguir desarrollando la serie paralelamente al trabajo de dirección de AZarte y a la interpretación, que es para mí el motor de todo lo demás.