Pascal Rambert

 Pascal Rambert está considerado una de las figuras más brillantes del teatro contemporáneo europeo –este año fue invitado a escribir una obra para la Comédie-Française, “Une vie”, y en 2011 dejó sin aliento al público de Aviñón con “La clausura del amor”, pieza que ha montado en varios países–. Su trabajo se distingue por un compromiso inagotable con las últimas corrientes de las artes escénicas: autores contemporáneos, actores y actrices, bailarines, cuerpos y voces.
Israel y Pascal vuelven a trabajar juntos tras “La clausura del amor”. ¿Qué recuerdos guardan de aquella experiencia que han provocado este reencuentro?

A veces encuentras actores con los que quieres seguir trabajando, como es el caso de Israel Elejalde. Sobre todo porque hay afinidad, la calidad del trabajo es maravillosa y porque al final se convierten en amigos a los que quieres.


 

¿Por qué ha querido Pascal Rambert estrenar este trabajo en Madrid, en El Pavón Teatro Kamikaze?

Por la misma razón. Jordi Buxó fue quien inició el camino de La clausura del amor en castellano y me sucedió lo mismo que con Israel, es para mí como un hermano. En cuanto supe de la aventura del Teatro Kamikaze y, sobre todo, después de ver todo lo que han hecho en su primer año, para mí era evidente que tenía que estrenar Ensayo aquí.


 

¿Qué es “Ensayo”, cómo definiría brevemente esta obra?

Son dos cosas. Es una manera de mostrar a los artistas y a los actores en su trabajo con una porosidad entre el arte y la vida. Y es mostrar también a ciudadanos que han tenido sueños y esperanzas políticas y que han visto esos sueños y esperanzas hundirse.


 

Si en “La clausura del amor” los temas centrales eran el amor y la separación, ¿cuáles son los temas que aborda “Ensayo”? ¿A qué nos enfrenta esta obra?

Esas mismas cuestiones se presentan de manera más amplia. Es algo que tiene que ver con el mundo en general. Ensayo trata de las relaciones de pareja, de las relaciones de trabajo, de formar un grupo y cómo ese grupo se relaciona con lo que le rodea. Es algo más abierto que La clausura del amor.


 

¿Cómo es el Pascal Rambert que escribe “Ensayo” con respecto a otras obras, qué caracteriza su escritura?

Tiene que ver con la oralidad, tratar de dar a la oralidad una forma cercana al fluir de la vida, a esa energía que es como una especie de torrente y que también es el origen del acto creativo.


 

Háblenos sobre los personajes de esta obra. ¿Cómo son?

Es un grupo de teatro formados por dos actrices, un director de escena y un escritor de teatro. Y, al mismo tiempo, vemos las relaciones que los cuatro tienen como parejas y como amigos desde hace más de veinte años. 


 

Esta vez trabaja con actores españoles. Generalizando un poco, ¿son muy diferentes los actores y las formas de trabajar en España y en Francia?

Lo que es cierto es que trabajo regularmente desde hace muchos años en lenguas tan diferentes como el chino, el japonés, el croata, el alemán, el inglés, el árabe, el castellano o el italiano y te das cuenta de que, más allá del método, es la cultura la que genera actores y cuerpos diferentes. Lo que siento es como si trabajara con la energía de una nación, con el imaginario completo de una nación contenido dentro del cuerpo de un actor.


 

Si le digo Israel Elejalde, ¿qué nos diría de él?

Formidable.


Un director nunca debe olvidar…

Escuchar primero a sus actores.


Admira a…

A los actores, está claro. Estoy realmente enamorado de ellos, del bagaje tan grande y diferente de actores, escuelas, modos de jugar y métodos con los que he trabajado y que me gusta incorporar a mis obras.


Para Pascal Rambert el teatro es…

Algo que hay que rehacer constantemente. 

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