¿Cómo acaba un joven arquitecto convertido en director de escena?
Mi formación como arquitecto me ha permitido, en la decisión de hacer teatro, llevar a mis proyectos orden, lógica y rigor. Este recorrido me ha llevado a la dirección de la forma más natural.
¿Cómo recuerda los comienzos?
Empecé con mucha voluntad y confiando en la elección. No tenía dudas ni remordimientos a pesar de las dificultades inevita-bles. Ahora puedo decir que de este largo compromiso he tenido muchas satisfacciones.
Firma la dirección de escena, pero también la escenografía y el vestuario. Es casi un hombre del Renacimiento.
Empecé en el teatro, lírico y de prosa, pero también en el cine, como escenógrafo y diseñador de vestuario. En cierto momento quise tomar la responsabilidad entera del espectáculo para alcanzar una unidad de estilo completa.
Ha trabajado en los grandes templos de la ópera, ¿alguno especial?
He trabajado en teatros de todo el mundo, el Colón de Buenos Aires, el Bolshoi, el Metropolitan…, pero es quizás en espacios escénicos de pequeños teatros como el Teatro della Fortuna de Fano, el Malibran en Venecia, la sala Garnier de Monte Carlo o el Rossini de Pesaro donde he encontrado la atmósfera adecuada.
¿Cómo se siente cuando regresa al Teatro de la Zarzuela?
He hecho muchos espectáculos aquí y muchos recuerdos maravillosos me atan a este lugar. Vuelvo con especial afecto.
Decía en 2009 que en Italia no importaba la cultura, que se sentían solos. Hoy me siento más solo que nunca debido a la indiferencia que nos rodea.
A menudo, la soledad es una condición frecuente en la vida de los artistas. Pero tiene que ser una opción, no una dificultad impuesta por la indiferencia.
¿Cuál es su máxima en el trabajo?
No negar el pasado, pero vivir en el presente y tener nostalgia del futuro.
¿Aún hay algún título que no haya dirigido y le gustaría especialmente?
Mi curiosidad, motor extraordinario de la creatividad, no se ha agotado, así que aún hay nuevos títulos que me gustaría afrontar y otros que voy a repensar.
¿Tiene algún otro proyecto?
Voy a Venecia para dirigir “Alceste” de Gluck, en una nueva producción para el Teatro La Fenice, tras cuatro versiones hechas en el pasado. En las obras maestras siempre hay algo nuevo que descubrir.