Raúl Peña y Javier Martín

 Estrenada en 1938, la popularidad de esta función llegó muy pronto gracias a su éxito en Broadway y al premio Pulitzer de drama. A día de hoy, asistimos a la que es, oficialmente, la obra más represen-tada de los EEUU. En ella, Thornton Wilder cuenta la historia de una pequeña ciudad americana a través de la vida cotidiana de sus ciudadanos. ¿El resultado? Una bella lección que nos aconseja detenernos en los pequeños momentos que pasan desapercibidos en la vida para alcanzar la codiciada felicidad. Charlamos con Raúl Peña y Javier Martín, parte de este elenco de 13 actores dirigidos por Gabriel Olivares.
¿Qué es “Our Town”?

RAÚL: Una historia sencilla de gente sencilla que tiene una vida sencilla en un pueblo americano de finales del XIX. Nadie se pregunta nada más allá de lo cotidiano de cada día, donde el tren pasa siempre a la misma hora. El espectador tiene la oportunidad de detenerse de la mano de un director de escena que para el tiempo y lo acelera para hacerte viajar a través de las pequeñas cosas importantes de cada día. La vida se llena de millones de momentos donde uno sería feliz con solo pararse.

JAVIER: Podríamos decir que es la historia de cada pueblo, de cada ciudad, de cada humano. Habla de las cosas más sencillas: el desayuno, el amanecer, cómo se relacionan los personajes… de cómo vamos cambiando, cómo nos enfrentamos a la vida a través de la muerte y cómo muchas veces no nos damos cuenta de que dejamos pasar cosas importantes sin darnos cuenta, porque estamos mirando hacia otro lado.


Ambos interpretan el rol de Simon Stimson. ¿Cómo es este personaje?

JAVIER: Es el director del coro de la iglesia, un señor un poco borrachín que guarda algunos secretos que, para la época, se los tenía que guardar. Gabriel Olivares le ha dado un punto cómico en una ensoñación que tiene donde vemos lo que le gustaría que en realidad fuera su vida, pero que no puede ser por la época en la que vive. ¡De no ser así, seguramente estaría más desatado! (risas). Además, tiene un final un poco trágico…

RAÚL: Es considerado por todos el borracho del pueblo, un hombre que podría ser la vergüenza de Grover’s Corners. La pregunta que cabe hacerse es si su realidad distorsionada está más cerca de la felicidad que todos desearían. ¿Bebe para olvidar o bebe para detenerse?


La función sitúa la felicidad en los pequeños momentos que pasan desapercibidos en la vida. ¿Algún ejemplo en escena?

RAÚL: Emilia, la protagonista, tiene la oportunidad de volver a la vida y recuperar el momento menos importante de su infancia. Elegir uno cualquiera hace que se dé cuenta de que todo lo que allí pasó, delante de sus ojos, solo ocurrió en ese preciso instante.

JAVIER: Por ejemplo , Emilia y Jorge, que son dos chicos que se enamoran, tienen momentos muy románticos en los que se declaran su amor, hablan de la luna, del paso del tiempo… Además, al final de la función hay un momento en el que salen los muertos del pueblo y un personaje que habla de cómo no ha vivido el presente y cómo no se ha fijado en las cosas bonitas de la vida cuando estaba viviéndolas


¿Y ustedes?, ¿dónde sitúan Raúl y Javier la felicidad?

RAÚL: En los pequeños momentos. En vivir con intensidad. En disfrutar del tiempo con la familia. En escuchar. En hacer del trabajo un modo de vida. En el amor loco y la intuición. ¿Qué densidad, no? “Our Town” consigue cambiar el punto de vista.

JAVIER: En la tranquilidad de todo tipo: la de tener trabajo, la económica, con tu pareja, la de tener a los que te rodean sanos y contentos… Yo con los años lo que pido es tranquilidad y estabilidad. ¡Los momentos de jolgorio y locura ya pasaron! Y ahora quiero vivir tranquilo, la verdad.


¿Por qué creen que “Our Town” ha llegado a ser la función más representada en la historia teatral de EEUU?

JAVIER: Por su sencillez, porque habla de algo que nos llega a todos y que, en algún momento de nuestra vida, nos planteamos: el sentido de la vida y el de la muerte, cómo nos relacionamos con los demás… Habla un poco de cada uno de nosotros y eso llega a cualquier espectador.

RAÚL: En esa vida donde nadie para nunca y donde parece que eres más feliz cuanto más haces, siempre llegas tarde o demasiado pronto. Miras sin ver. Esta función te coloca en un lugar donde las cosas pequeñas son lo suficientemente importantes. Es una función necesaria. Imprescindible, diría yo.

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