Rodolf Sirera

 Precisión, intensidad, mecanismo de relojería. Son las palabras que mejor definen esta joya escénica que, con 35 años de vida, puede presumir de haber sido traducida y estrenada en ocho países.
El jefe de guionistas de “Amar en tiempos revueltos” firma la segunda temporada madrileña de un thriller teatral que juega con la realidad y la ficción a través de sus dos protagonistas, Daniel Freire y Miguel Ángel Solá. Mario Gas marca las pautas de este inquietante viaje sin retorno que regresa el 11 de septiembre a Teatros del Canal.

¿En qué se basa esta obra y qué influencia ha tenido en su vida?

Trata sobre la relación entre verdad y ficción en la escena y sobre los límites de la representación. A mí me sirvió para           confirmarme que ese teatro que envenena era mi verdadera vocación.  

 


 

Si el teatro tiene un veneno, ¿cuál es su antídoto?

No hay otro mas que consumirlo de modo regular y en las dosis oportunas para conseguir que produzca efectos                  beneficiosos en el organismo de quien lo prepara y de aquellos que hacen uso de él.

 


 

Los protagonistas iniciales, José María Rodero y Manuel Galiana, aportaron un prestigio impagable…

Indudablemente. Ese montaje, que  dirigió Emilio Hernández y que obtuvo una excelente acogida, situó el inicio de la difusión de la obra, tanto en España como fuera de ella.


 

Nombres de la talla de Mario Gas, director, y Miguel Ángel Solá y Daniel Freire, actores, suponen un nuevo reclamo. ¿Cómo ha sido el proceso de puesta en escena?

Mario ha hecho una excelente y ajustada lectura de la obra. Tanto él como los actores entendieron enseguida cuáles eran las respectivas intenciones del texto y la puesta en escena. Todo marchó como una seda.


 

Mario Gas es único porque…

Además de ser un gran director, es también un excelente actor, y tiene por ello una sensibilidad especial para comprender y        resolver los problemas desde dentro del escenario, no solo frente a él.


 

Tras la buena acogida de la primera temporada en Teatros del Canal, la obra ha cerrado con éxito una gira por América. ¿Hasta dónde cree que puede llegar este espectáculo?

Hasta donde el público quiera, aunque confieso que me gustaría mucho que la obra pudiera servir de base para una película. ¡Yo, por si acaso, ya tengo el guión escrito!


 

La escena valenciana y catalana le considera toda una institución como autor. ¿Le gustaría ampliar estos horizontes?, ¿hasta dónde?

Hace mucho tiempo que me dedico a la escritura de guiones para series de televisión. Con esto y el teatro voy servido.


 

¿Qué proyectos tiene sobre la mesa para este nuevo curso?

Estrictamente teatrales, concluir la última obra de una trilogía que estoy escribiendo con mi hermano Josep Lluís sobre la II Guerra Mundial y cumplir el encargo que me ha hecho la Sala Escalante de Valencia de “Un hombre Invisible”, para público familiar. También estrenar “Trío”, mi última obra y, por supuesto, escribir un texto nuevo del que pueda sentirme satisfecho.


 

¿Por qué nadie debe perderse “El veneno del teatro”?

Porque la interpretan dos actores enormes, tiene misterio y sorpresas y está   resuelta con mucha agilidad. Puede ser bastante gratificante para el espectador.

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