¿Cómo de libre es esta versión del clásico de Cervantes?
YAYO: Esta versión es tan libre como creemos que debe ser. Hay que tener cuidado siempre de respetar al autor, intentar «no ser mas listo que el autor». Muchas veces sucede que se reescriben cosas que no lo necesitan. Hemos sido rigurosos en el trabajo y tiene todo lo que se necesita. La mayor libertad está en la dramaturgia paralela -por asi decirlo- que hemos creado y que es la excusa para contar lo que sucede «En un lugar del Quijote». El secreto está, como siempre, en encontrar la síntesis de las cosas, buenas ideas y no ocurrencias, y en ponerse al servicio de la historia y de la gente a la que va a ser contada. Como decimos siempre: mirar al gigante cara a cara.
Álvaro: Usted realiza casi una decena de personajes. ¿Hace alguno especialmente divertido?
ÁLVARO: Mi preferido es el caballero de los Espejos, un «romántico a la violeta» que desafía a don Quijote en singular batalla. Pero todos tienen esa ironía, hondura y gracia cervantina. Cervantes da voz humana a sus personajes para que piensen y actúen por su cuenta y esa lección de respeto hace fácil ¡y divertidísimo! meterse en la piel de todos ellos.
Yayo: ¿Cuál es la clave del éxito de este montaje?
YAYO: El montaje es diáfano y a la vez cuenta con un juego poético y teatral permanente. Todo el tiempo estamos apelando a la imaginación del espectador. Pocas cosas mas tridimensionales en estos tiempos que el teatro en el sentido más despojado de la palabra. Creo que nadie debe perderse el montaje, en primer lugar, porque es una aventura en la cual estamos reflejados todos los seres humanos y, en segundo lugar, porque si el espectador ha leído el Quijote se lo releerá y, si no lo ha leído, saldrá corriendo a comprarse un ejemplar. Al menos eso es lo que soñamos que suceda…
¿Qué ha sido lo más divertido y qué lo más complicado a la hora de crear esta versión?
ÁLVARO: Crear nuestro Quijote ha sido, más que divertido, apasionante y esperamos contagiar esa pasión al patio de butacas. La mejor historia que se puede imaginar: un loco genial que se echa al campo vestido de superhéroe estrambótico. Lo más difícil, hacer síntesis de cientos de páginas en un puñado de sucesos escénicos que sumerjan al espectador en un thriller torrencial, musical y poético, respetando la riqueza y sabor del estilo cervantino. Con respeto pero sin reverencia, mirando a Cervantes a los ojos. Un desafío a la altura del caballero de la Triste Figura.