¿Cómo se estructura “GRRRL” y cuáles son los temas que pone en la palestra?
“GRRRL” son doce escenas autoconclusivas, una por cada mes del año y un epílogo. El epílogo representa un relato que quedó finalista en el concurso de relatos de la primera escena, “pero su autora nunca lo supo, porque por una desavenencia entre el tribunal fue sustituida por un autor”. Es un homenaje al talento de mujeres que han sido invisibilizadas y privadas del espacio que merecen ocupar. Los temas y sentimientos que atraviesa “GRRRL” son el derecho a la ira de las mujeres, el mito de la libre elección o el purple washing.
¿En qué consiste ese fenómeno llamado purple washing?
Es una estrategia de marketing que simula un supuesto compromiso con la igualdad de género. Un compromiso falso que usan políticos, instituciones o grandes marcas en su propio beneficio. En el montaje jugamos con la convención de que hay un patrocinador de una marca llamada ‘Lovi’ que respalda nuestros testimonios mientras intenta sacar tajada para vender su producto. Es divertido ver cómo va apareciendo el logo de este conejo maligno hasta hacerse evidente en la escena de la Batera, donde una música comparte su trayectoria personal y profesional en medio de un set de rodaje en el que nadie parece darle la menor importancia. El verdadero foco lo tienen los pantalones con los que la han vestido.
Dentro de los 13 relatos, en su opinión, ¿cuál es el más impactante?
Algo verdaderamente impactante en el montaje y sobre todo para las primeras filas es el trabajo coreográfico que ha realizado Xus de la Cruz y que hemos desarrollado desde la dirección para las transiciones. La escena que se sitúa en una carnicería aúna esplendorosamente el trabajo de todo el equipo artístico, desde las luces de Rubén Martín, el espacio sonoro de Carlos Bonito, el vestuario de Pier Paolo, el video de Joan Rodón y Emilio Valenzuela. Es inevitable sentir que el inicio de esa escena te arrolla.
¿Y ese que, pese a todo, te saca más de una risa o sonrisa?
Es una comedia, por momentos más oscura y por momentos más luminosa, pero ante todo comedia. En ensayos se ha usado mucho la expresión ‘sonrisa funny games’. Una sonrisa torcida, una sonrisa performada. Contamos con un elenco que araña cada oportunidad para empujar la comedia. Sabes que funciona cuando trabajando la misma escena una y otra vez resulta inevitable no reír.
Para usted, una de las frases que se pronuncian en “GRRRL” que resulta digna de enmarcar es:
“Ojalá pudiera tomármela yo”, que le dice el Aliado a su pareja después de un ‘accidente’ en la cama aparentemente solventable con la pastilla del día de después. David Castillo hace un gran esfuerzo en defender la frase desde la honestidad del personaje con las risas del equipo de fondo. Para mí encapsula uno de los mensajes más importantes del montaje, “te vendo que estoy de tu lado, pero al final sobre quien recae el peso es sobre ti”.
¿Qué destacaría del elenco elegido?
Tuvimos claro desde el principio la necesidad de que fuera numeroso. Las historias las protagonizan mujeres de un amplio espectro de edades y era importante que sus cuerpos tomaran la escena. Desde una adolescente hasta una mujer de sesenta. Y también contamos con una Batera, interpretada por Carmen Díaz, que representa una suerte de justicia poética que mueve los hilos del tiempo y lleva ‘el ritmo de la función’.
¿Por qué motivos no podemos perdernos este estreno del CDN?
Creemos que es un espectáculo necesario que habla de un tema que generación tras generación vamos heredando y no terminamos de resolver. Pensamos que servirá de detonante para el debate post-función y para descubrir puntos de vista al respecto, todo por supuesto acompañados de la comedia que vertebra el tono de la función.
Teatro María Guerrero – N* Febrero 2025