“Tengo los músculos… de reírme sin parar”, “Simplemente genial”… Son opiniones del público tras el estreno de “La puerta de al lado”. ¿Aún siente vértigo ante un nuevo trabajo?
Estoy feliz de que la gente disfrute con la obra. Siento más vértigo como actor que como director.
Vayamos al principio. ¿Qué vio en este texto para animarse con la traducción?
Me reí mucho al leerlo y me apeteció traducir el juego dialéctico. Ahí aparecieron la adaptación y las ganas de ponerle patas.
La obra viene precedida de un buen éxito en París, pero ha introducido alguna novedad en el montaje: música en directo y un músico que hace las veces casi de árbitro.
Me parecía que las acotaciones eran demasiado buenas para no ser jugadas.
¿Cómo sería el vecino capaz de sacarle de quicio?
Me saca de quicio la intolerancia. En un vecino y en quien sea. Trato de serlo como vecino.
“El clan de las divorciadas”, “Hombres desesperados”, “Toc Toc”… ¿Es muy diferente el humor a ambos lados de los Pirineos?
Es un humor quizá un pelín más intelectual.
La crítica destaca las interpretaciones. Háblenos de ‘sus chicos’.
Pablo es intuición, generosidad, optimismo. Y Silvia: Trabajadora, trabajadora, trabajadora.
Para usted el teatro es un pretexto para jugar. ¿Qué más?
Un pretexto para hablar del contexto. De lo que pasa. De lo que nos pasa.
El consejo más valioso que recuerda…
Escucha.
¿Hacia dónde navega ahora Barco Pirata? ¿Cómo se capea el temporal?
En noviembre estreno como director “La cocina” en el Valle-Inclán. Un montaje producido por el CDN.
Poco más de un mes en Madrid y ya tienen fechas de gira y, además, vuelve a la carretera “Lluvia constante”. ¿Cuál es el secreto del éxito de ‘la marca Peris-Mencheta’?
“Jugar”. “Aquí y ahora”. Y “Contigo”. Teatro, teatro, teatro.