Ha sido cuatro veces capitán, de rugby, en las series “Tierra de Lobos” e “Isabel” y el Capitán Trueno en cine, y ahora dirige. ¿Lo suyo es mandar?
Hay un karma del pasado ahí que estoy resolviendo (risas). No es que me guste mandar, pero la dirección tiene más que ver con que me dejen margen para ser creativo, algo que no me dejan con la actuación.
Conocemos mucho al actor, pero ¿cómo es el director?
Me estoy curando de lo de mandar (risas). El Sergio director tiene mucho que ver con el juego, con el trabajo en equipo. La gente de la que me rodeo responde a eso, a las ganas de quitarse tiempo de ocio, porque no podemos asumir una producción de dos meses y medio de taller y otros dos meses y medio de ensayos. Es casi una cooperativa donde yo propongo y todos disponemos.
En 2011 nace “Incrementum” y usted se desvela como uno de los más prometedores directores. ¿Qué significó en su carrera este montaje?
Después de cinco años sin dirigir nada y dedicándome sólo a actuar –porque es lo que me daba de comer, lo otro me arruinaba–, “Incrementum” significó atreverme a dirigir en un circuito profesional sin sentirme un intruso y quitarme el complejo que tenemos en España de que la polivalencia no vale.
Fue una apuesta concreta por el tipo de teatro que le gusta. ¿Cómo es?
Es ‘ecoteatro’, intentar hacer mucho con pocos medios. Apuesto por no dárselo todo masticado al espectador, por que forme parte de la creación, que él imagine y que una escalera se convierta en un montón de cosas. Ahora mismo toca eso y creo que el teatro consiste en eso, en hacer imaginar al espectador. Es también el teatro que me gusta ver.
Cuando se elige un texto, suele ser porque hay algo en él que toca las entrañas. ¿Por qué “La tempestad”?
Ese es el problema, que uno no sabe muy bien desde el punto de vista racional por qué lo ha elegido. Y yo soy muy poco racional en ese sentido. Digamos que es un reencuentro con Shakespeare y que me permitía hacer metateatro y ensayar sólo con hombres, algo que me apetecía porque en “Incrementum” había trabajado sólo con mujeres. Por el afán de investigar qué pasaba.
¿Qué podemos rescatar de esta tempestad para el siglo XXI?
Shakespeare es la invención de lo humano y cualquier párrafo suyo te está hablando de lo que pasa ahora en la calle. Pero si hay un tema central es el poder. El anhelo y la necesidad de poner a los otros a nuestro servicio y la necesidad de ponernos al servicio de los otros, porque el poder tiene esas dos caras, también de preferir estar en la sombra.
Para este montaje han recurrido al crowfunding. ¿Es factible en España?
Creo que ahora mismo es una ventanita en medio del túnel, nos puede iluminar un poco. A nosotros nos ha ayudado, nos pareció una idea brillante, no tanto para recaudar dinero, sino para implicar al espectador, que a mí me parece lo bonito.
¿Algún otro proyecto entre manos?
Tengo una propuesta bastante atractiva que sería hacer Shakespeare sólo con mujeres ahora y en proyecto una obra sobre la vida de Louis Prima, un gran desconocido del público español.