¿Qué va a encontrar el espectador en “El intercambio”?
¡Es una función en la que la gente se muere de risa! No es un texto facilón ni previsible ni de ‘caca-culo-pedo-pis’. La gente sale con dolor de tripa y, además, con un mensajillo de fondo que es que, a veces, no sabemos apreciar a la pa-reja que tenemos al lado.
¿Cómo son sus personajes?
Eva es dulce, generosa, buena. No tiene muchas luces, tampoco mucho mundo, así que, para algunas cosas, cree que su marido es la leche. Está ferviente-mente enamorada de él y ve la vida por sus ojos. Le deja elegir todo porque él tiene esa inseguridad por la que necesita dirigir su matrimonio y que su mujer le admire. Todo le viene bien. Pero claro, llega un momento de tanta generosidad y dulzura que se hunde cuando su marido le propone, ya desde hace mucho tiempo, hacer el inter-cambio de parejas. ¡Ya no puede más…!
¿Qué consejo urgente le harían a sus propios personajes?
Que siga igual si ella es feliz en su matrimonio, pero que espabile un poco, porque tanta generosidad hace que al final te falten al respeto.
Una de las frases más graciosas que sus personajes pronuncian en esta pieza es…
“Y usted que lo vea” es carcajada siempre (¡no te puedes imaginar el contexto!) (risas).
¿Y esa escena o situación que, seguro, despertará la gran carcajada al patio de butacas?
Cuando aparece Máximo, el personaje de Rodrigo Poisón.
Ustedes tienen una amplia carrera a sus espaldas. ¿Qué experiencia profesional supuso un boom para sus trayectorias y cuál les llegó al corazón por especial?
“Gorda”, porque fue mi primera protagonista en teatro y, desde ahí, trabajé en el Teatro Español, con Pepe Viyuela y Asunción Balaguer en “El pisito”, etc. “Gorda” tenía una profundidad muy grande y vieron que yo, como actriz, además de hacer reír, era capaz de mostrar una gama de sentimientos más sutiles. Aparte, fue una gira de dos años y nueve meses llenando todos los teatros a los que fuimos. ¡Y ahora mismo con ésta! Compartiendo cartel con Gabino, que es un amor de tío, igual que el resto del reparto.
Más allá de los escenarios o platós, ¿con qué disfrutan de la vida, sin comparación que valga, Teté y Gabino en su tiempo libre?
¡Con Teté y los Ciclones –mi grupo de música– tengo adrenalina instantánea! A mí la música me va a la vena. No tiene ese proceso del teatro. Y, en mi tiempo libre, disfruto yendo a conciertos de rock and roll, viviendo en mi casita retirada del mundanal a las afueras de la Coruña, estando con mis amigos y con todo lo que sea tirarme en parapente o tirolina… ¡soy una yonki de los sentimientos! Y lo más de lo más: bucear. Cuando a mi novio le suena el móvil, si le llamo yo, suena “La Sirenita” (risas), porque yo mataría por tener branquias. Sería la más feliz en el fondo del mar.
¿Con qué fantasiosa opción elegirían llevar a cabo un intercambio de parejas?
Hay algunas cosas que es mejor que se queden en fantasía… pero así, ‘a la risa’, Benicio del Toro o Bruce Willis. ¡¡Lo tengo clarísimo!! (risas).