Vicky Peña

 Recorrer la vida de Vicky Peña es darse cuenta de que para ella no ha habido trabajos pequeños. Miss Lovett en “Sweeney Todd”, “La reina de la belleza de Leenane”, Antígona, el monólogo de “Homebody/ Kabul”, su reciente María Moliner. No es de extrañar que este pedazo de actriz con fama de puntillosa sea una de las grandes damas de nuestra escena. Así lo acreditan un sinfín de merecidos premios –el Nacional de Teatro o cuatro Max– que dice guardar en el corazón.
Bergman dijo que trabajar en esta obra “fue un doloroso pero emocionante viaje de descubrimientos”…

Para mí está siendo un placer, una responsabilidad y un ejercicio más de esta profesión tan maravillosa que me permite explorar personajes y el alma humana y calzarme personalidades que no son la mía.


 

Quizás lo primero que uno se plantea al encarar esta obra es si realmente ¿Cabe tanta culpa, cabe amor y odio, caben tantos demonios en una familia como nos cuenta O’Neill?

En una familia cabe todo.


 

¿Qué se esconde tras las palabras de O’Neill?

Lo que hay es un ejercicio de intentar mostrar de un modo muy firme pero muy delicado el estado de inestabilidad de una familia. Hay que ser un gran dramaturgo para mostrar esto sin ser obvios.


 

Ni evidentes…

Es como si un niño o un gran pintor dibuja una silueta de una persona. Estará perfectamente dibujada pero luego hay radiografías, ecografías, análisis… Toda esta otra analítica es la que va ejerciendo O’Neill hasta que realmente nos muestra todas las dimensiones del estado de estos seres.


 

¿Quién es Mary Tyrone?

Es una mujer de procedencia irlandesa, de una familia burguesa, casada con un actor, que probablemente esperaba otro tipo de vida y madre de dos hijos a los que quiere, pero con los que se relaciona de un modo muy complicado. Esto es lo que te puedo contar…


 

¿Y para usted?

Un personaje apasionante, fascinante, delicadísimo, dificilísimo, un laberinto, un gozo, un territorio a explorar lleno de vetas de metales preciosos. Endiablada, pero una maravilla.


 

Casi estreno absoluto en Madrid porque cuando lleguen habrán hecho alguna previa en Avilés. Tras tantos años de profesión, ¿sigue con el mismo gusanillo del principio, un estreno le pone nerviosa?

La previa en Avilés siempre da un puntillo, pero el estrenazo va a ser aquí. Vamos a hacer tres o cuatro días de funciones, antes del estreno oficial lo cual está muy bien. Creo que es bueno que la función esté rodada con público de calle antes de que vengan las fieras (risas) –lo digo con todo el cariño-: el publico de corte, el público de estreno, el público crítico. Siempre es un público muy raro, incluso yo cuando soy público de estreno no somos público normal, nos convertimos en otra cosa, tenemos un etiquetaje distinto (risas).


 

¿Un estreno todavía pone nerviosa a Vicky Peña?

Claro que sí, a mí sí, por descontado. El hecho de haberlo hecho muchas veces no quita para que sigas sintiendo la misma pasión, la misma responsabilidad… Es un momento difícil, que no es del todo grato, pero no quisiera prescindir nunca de ello. La indiferencia o el hábito me parecerían terrible en mi profesión.


 

Cuatro Max, un Nacional de Teatro, Unión de Actores, Ceres, Ercilla… ¿Dónde guarda tanto premio?

En el corazón todos. Y con mucho agradecimiento y mucho placer. En distintas estanterías en mi casa, están casi todos juntitos. Igual que tengo un rincón de la jirafa tengo un rincón para los premios, un sitio que están muy hermosos y luego hay alguno desperdigado encima de determinada estantería o encima del piano, pero todos todos en el corazón.


 

Si le digo Mario Gas, me dice…

Persona imprescindible en mi vida.


 

¿Qué es lo que más admira de él?

Su capacidad, habilidad, instinto… conjungando elementos de lo más distinto para hacer una alquimia maravillosa y servir el espíritu de la función con una fidelidad brutal. En el crisol de su sabiduría teatral reconvierte los vicios en virtudes.


Ha hecho cine, televisión, doblaje… ¿Podría vivir sin el teatro?

No. Podría vivir muy mal. Hace mucho tiempo estuve varios años sin hacer teatro y sufrí mucho. Si sentí tanto dolor entonces no quiero ni pensar lo que sentiría ahora. De todos modos, ahora lo abordo de otro modo: si no me llaman, me muevo yo.


Proyectos que puedan contarse…

No lo sé. En principio todas mis energías están convocadas en esto. El teatro es muy invalidante en el sentido de que te permite pocas escapadas a otros medios o a otras cosas. Puede que surja algún episodio, algo de televisión, algún doblaje… No lo sé, de momento no tengo nada, estoy absolutamente concentrada, tampoco tengo mucho interés por ahora.

 

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