En esta pieza, Mónica abre la puerta de su guarida para mostrar, poseída por la verdad, algo que conoce bien y que el resto solo intuimos. Junto a Raquel, extrae la esencia del epicentro del dolor, del humor, de la poesía, de la vida. Lanza preguntas al público con el cuerpo y la palabra. Palabras que viven donde habitan los secretos, cuerpos que mueren y nacen en un exorcismo degenerosidad y necesidad: el cuerpo vivo articulado en múltiples Planos, Volúmenes y Arquitecturas Nómadas; el cuerpo preparado para abrir los límites, confrontarse, cuestionarse, exponerse al exterior y compartir; el cuerpo como una orquesta polifónica; el cuerpo lleno de ojos.