Revista teatros

Con reminiscencias de El desprecio de Jean-Luc Godard, Fritz Lang o Brigitte Bardot, el montaje es un compendio de emociones, lugares y épocas que se van sobreponiendo para avanzar en la esencia humana, la historia de la civilización y los conflictos bélicos.

Así, en la isla italiana de Capri se encuentra la Casa Malaparte, que más que un asilo es una prisión para sus residentes, quienes son individuos cansados, marginados e incomprendidos por la sociedad.

Pero en un momento, su trama viaja hasta la Segunda Guerra Mundial al castillo de Wawel y al palacio de Brühl, donde Curzio Malaparte, un diplomático y corresponsal que trabaja para el periódico transalpino Corriere della Sera se reúne con el gobernador Hans Frank y Ludwig Fischer, el responsable de la creación del gueto de Varsovia. Sus escenas son elaboradas a través del libro que el propio Malaparte escribió tras este hecho, Kaputt, exponiendo sin piedad la verdadera cara de las guerras.

Más tarde, la pieza traslada al público hasta la actualidad, a Rojava, en el noreste de Siria, donde las tropas turcas llevan a cabo un brutal ataque contra civiles kurdos, incluidos mujeres y niños. Pero ahí no queda la situación porque también hay tiempo para recordar otras contiendas como las de Afganistán, Yemen, Somalia o Congo.

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Teatros del Canal

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