Publicado el 01 de Mayo de 2014
Emilio Gutiérrez Caba
Obra: La mujer de negro
Revivir a los personajes sobre el escenario es como revivirse a uno mismo
Nació durante una gira teatral y pertenece a una familia dedicada al bello oficio del cómico. Quizás por eso, porque lo ha mamado y vivido como nadie, Emilio Gutiérrez Caba es uno de nuestros mejores actores. Dos Goya, un Max, un Ondas... y así hasta que se terminan los dedos para contar hablan de su impresionante trayectoria sobre las tablas –”La mujer de negro”, “Poder absoluto”, “Drácula”–, en cine –más de 80 películas– y televisión –”Gran Reserva”–.
“Whistle, and I'll come to you again”. La mujer de negro silba y usted vuelve...
Tiene cosas muy especiales. Es una obra teatral por excelencia, con una dramaturgia magnífica. Tiene, además, la garantía de que las dos veces anteriores ha gustado mucho a las nuevas generaciones que se han incorporado al teatro y a las antiguas.
¿Qué está siendo lo más bonito de su tercera vez con este texto?
Aparte de trabajar con excelentes intérpretes, los recuerdos que me traen las otras mujeres de negro, todo lo que ha habido antes, a Jorge de Juan, a Eduardo Bazo, a Rafael Calatayud.
¿Recuerda la primera vez?
Fue en Santander en 1998. Ha llovido un poco desde entonces (risas). Cuando termina, uno deja los personajes con una cierta melancolía. Recuperar a Arthur Kipps es una alegría. Revivirlo sobre el escenario es como revivirse a uno mismo.
Háblenos de él.
Es un hombre cuya vida personal y laboral ha estado marcada por el recuerdo de un suceso que tuvo lugar en una casa misteriosa en una zona pantanosa del este de Inglaterra. Contando su historia quiere quitarse ese tremendo peso que lleva encima, saber si realmente la irrupción de un fantasma ha cambiado el curso de su historia.
¿Qué se han dado mutuamente?
Muchas alegrías. Arthur Kipps a pesar de ser un personaje agotador me ha reportado muchísimas satisfacciones. No solo en cuanto a reconocimiento de premios, sino personales de hacerla día a día, de ver cómo le podía gustar al público, de recorrer España entera con la función. Me ha dado cosas excelentes y yo siempre le estaré agradecido a Arthur y a “La mujer de negro”.
Le vimos hace un par de temporadas en “Drácula”. Repite con este género.
“Drácula” es una obra de terror y “La mujer de negro” es una obra de fantasmas. No hay terror, solo fantasmas y miedos comunes que podemos tener todos.
En esta tercera etapa ha dado el paso de dirigir. ¿Qué tal este toro?
Ha sido una dirección atípica. Juegas con la ventaja de conocer muy bien el texto, los movimientos y los efectos que al público le puede causar temor e, incluso, hilaridad. Tampoco he aportado nada nuevo.
¿Qué nos diría de Iván Massagué?
Es un actor muy interesante, con unas posibilidades enormes. Va a tener una gran carrera. Trabaja mucho los perso-najes, tiene gran sensibilidad y se toma las cosas muy en serio. El teatro le va a servir mucho.
Y para llegar a ser como usted...
No soy hombre de consejos. Vivo una realidad que no me gusta. Los jóvenes actores viven un momento muy dramático res-ponsabilidad de un modelo social agresivo y terrible. Les diría que se vayan y demuestren que son actores en todo el mundo.
Y para Emilio Gutiérrez Caba, ¿qué es el teatro?
Para mí mismo y para una sociedad es uno de los grandes valores culturales que tiene. Las grandes sociedades del mundo defienden mucho su teatro y lo protegen porque entienden que es un bien cultural enorme, incluso lo defienden con uñas y dientes. Creo que el teatro no solo abarca una etapa de distracción, sino que abarca la formación, la información, el exponer una serie de problemas que te sacan de tu realidad o te hacen compartirla con lo que estás viendo en el escenario, todo está en el teatro.
Viniendo de una familia como la suya, ¿uno se plantea si quiere ser actor o lo lleva en las venas?
Tanto mi hermana Julia como yo en principio no queríamos ser actores. Julia porque le gustaba mucho dibujar. Realmente la que tenía gran vocación en la familia era mi hermana Irene, pero Julia no lo tuvo claro y yo tampoco. Al principio estuve en un laboratorio de cine y cuando vi que eso era una cosa complicada, me decidí por la interpretación. Luego sí, porque me di cuenta de que el teatro era algo más de lo que yo había visto hasta ese momento de niño, y tenía una importancia y un peso social enorme a traveés de la investigación, a través de la sociología teatral, a través de los públicos de todas las épocas y eso a mí me gustó mucho.
Proyectos futuros…
El día 3 de junio en Madrid voy a hacer una lectura sobre unos textos de autores españoles sobre la I Guerra Mundial en la sala Berlanga de la SGAE. Son textos de Josep Plá, de Vicente Blasco Ibáñez, de Valle-Inclán y de Daciel, que era un cronista de guerra, sobre la gran guerra.