Revista teatros

Si Carmela seduce, Inma enamora. La catalogada como “mejor primer plano del cine español de los últimos 20 años” bromea con éste y otros temas destapando una naturalidad que traspasa todos los focos. Han pasado 8 años desde su primer gran éxito en el musical “Hoy no me puedo levantar” y, desde entonces,  una decena de largometrajes y múltiples papeles en la pequeña pantalla han colocado a la valenciana en el grupo de las actrices más cotizadas de la actualidad. A la espera de una gira nacional con “Ay Carmela”, el regreso de “Águila roja” y el estreno de su último filme, “Tres bodas de más”, descubrimos la cara más personal de la joven.

Cuando se estrenó “¡Ay, Carmela!” debía tener diez años. ¿Vio la película?

Todavía no la he visto, prefería encontrar a mi Carmela, hacerla mía. Y luego cuando termine el proceso disfrutar de la brillante Carmela de Carmen Maura.

¿Y cómo es su Carmela?

Es todo corazón, ingenuidad, raza, sensualidad. Es todo amor.

Es casi imposible enumerar sus últimos trabajos porque no ha parado. ¿Cómo lo está viviendo?

Lo vivo con mucha cautela, con los pies muy en la tierra, valorando que soy una privilegiada trabajando en lo que más me gusta y, además, con la suerte de que me salgan muy buenos personajes.

¿Suerte, trabajo o ambas cosas?

Creo en ambas cosas. Me considero una persona muy afortunada, pero también soy muy trabajadora y muy positiva. Creo en la ley de la atracción, hay que creer para que se haga realidad.

Un consejo para los jóvenes actores.

Amar lo que se hace, desearlo con todas las ganas, trabajar mucho y ser consciente de que siempre estamos aprendiendo.

Lleva cerca de dos meses en la piel de Carmela. ¿Hay algún rasgo de su personalidad que se le haya pegado?

¡El descaro! (risas). Siempre intento buscar los rasgos del personaje en mí y, en ese sentido, he descubierto el de no callarse las cosas. Yo soy un poquito más cerebral.

¿Cuál es el momento más especial de la obra, el que más disfruta sobre las tablas?

Sin duda el final, cuando ella tiene el acto de rebeldía y saca la bandera republicana. Es muy emocionante, el público se implica mucho y canta conmigo el “Ay Carmela”.

¿Cómo definiría a sus dos compañeros co-protagonistas Javier Gutiérrez y Marta Ribera?

¡Marta es un animal de escena! (risas) Una artista súper completa: canta en el registro que quiere, baila… es impresionante. Y Javier es el 50% de mi trabajo. Yo lo miro y me conmueve, me emociona, me ayuda muchísimo. Estoy orgullosísima de ellos y del resto del reparto.

Usted es de las que confían en la ley de la atracción, en creer para que algo se haga realidad. ¿Qué tipo de proyecto le gustaría atraer?

Fíjate que las cosas me vienen solas. Tenía ganas de hacer algo de teatro interesante y de repente llegó “Ay Carmela” con dirección de Andrés Lima, con Javier Gutiérrez y dije ‘¡¡vamos!!’. ¡Es que parece que me buscan las cosas a mí...! (risas). Piensan en mí para cosas muy bonitas e interesantes, así que me siento inmensamente afortunada. Yo lo que quiero en la vida es estar bien, tranquila, ser feliz, que la gente a mi alrededor lo esté… No tengo un proyecto profesional que ansíe o ambicione, la verdad.

En la última edición de los Goya  rozó la estatuilla a Mejor Actriz. ¿Qué pasó por la cabeza de Inma Cuesta en esos segundos previos y posteriores a escuchar el nombre de la ganadora?

Mira que de pequeña piensas esa cosa de “¡¡Oooh, los Goya...!!” pero luego estando ahí te sientes más fuera que dentro. Era raro. Para mí estar nominada con Elena Anaya, Verónica Echegui y  Salma Hayek ya era como un disparate, entonces, sinceramente, con el corazón en la mano, que me lo dieran era muy difícil, sabía que iba a ganar Elena ¡y no pasa nada! No estaba ni nerviosa, solamente cuando ya iban a decir el nombre, que pensé: “¡¿mira que si al final no se lo dan (risas) y yo no voy preparada porque llevo un tacón de 15 centímetros?! (risas) ¡¡Que no estaba preparada ni pa’ subir, vamos!! Pero lo disfruté muchísimo. Los premios quedan muy bien para el ego, pero lo que te queda a tí como actriz es el trabajo que has hecho.

Ha firmado 8 largometrajes en apenas 2 años. ¿Cuál es el secreto para sobrevivir a este ritmo frenético?

Disfrutarlo. En esta profesión es o todo a la vez o no tienes nada. Cuando empecé los ensayos de “Ay Carmela” estaba al mismo tiempo grabando “Águila roja”.  “Blancanieves” y “Grupo 7” las hice casi a la vez. Fue un poco locura, pero mira, me siento tan afortunada conforme está el patio... ¡Ya descansaré cuando sea mayor! Ahora tengo edad de trabajar (risas).

Imagínese que tuviera 2 meses de vacaciones, lejos de las cámaras y los escenarios, para luego volver y seguir. ¿En qué le gustaría emplearlos?

¡¡Se me está poniendo la boca agua!! (risas). Pues mira, en verano me gustaría viajar, ir a la playa, dormir, leer, estar con mi perrita y mis amigos... Disfrutar de la vida.

Un deseo personal pendiente...

Muchos… Te iba a decir tener niños, pero no lo tengo claro porque luego pienso ¡uy no, qué pereza! (risas). Tener una casita en el campo, apartada de todo, con un huertecito y animales. Ése sería un sueño por cumplir.