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Alfonso Plou, José Luis Esteban y Carlos Martín

Publicado el 30 de Enero de 2018

Alfonso Plou, José Luis Esteban y Carlos Martín

Obra: El criticón

 La función va a atrapar al espectador en una ironía expectante en la que se suceden las situaciones ácidas y grotescas, Alfonso Plou

Con un ritmo ágil y dinámico trufado de sorpresas, los personajes entablan diálogos rápidos, llenos de ingenio y dobles intenciones, José Luis Esteban

El deseo nefasto de ser más que los demás sólo conduce a la soledad y a la locura, Carlos Martín

 

ALFONSO PLOU

¿Cómo surge la escritura de “El criticón”?

Surge como un reto. Estábamos pensando qué nuevo paso dar después de “La vida es sueño”, que tan buenos resultados nos está dando, y apareció la idea de adaptar “El criticón” de Gracián. No se había hecho jamás y era algo casi inimaginable, al ser un novelón de tres volúmenes. Pero descubrimos en él una crítica a la sociedad europea del siglo XVII que se podía asemejar a la Europa actual más de lo que quisiéramos admitir. Y también descubrimos que la imaginería que contiene se aproxima a la de otros dos genios aragoneses, Goya y Buñuel, sobre los que ya habíamos trabajado antes. Así que con estos elementos hemos reelaborado una metáfora escénica única a partir de la novela original que se vincula con la situación  “El ángel exterminador” de Buñuel y con las críticas corrosivas de “Los caprichos” de Goya. El resultado creemos que va a atrapar al espectador en una ironía expectante, sorprendente en su desarrollo en el que se suceden las situaciones ácidas y grotescas, pero al mismo tiempo llenas de lirismo en una metáfora de la sempiterna decadencia europea.


¿Qué historia traslada esta pieza?

En la fiesta del embajador Salastano aparecen por sorpresa dos extraños viajeros: Andrenio y Critilo. El primero ha crecido entre fieras en una isla despoblada, el segundo le sacó de allí y le conduce por toda Europa en busca de  la novia huída de Critilo y de la madre desconocida de Andrenio. Ambos deberán sobrevivir a las burlas, tentaciones y trampas que les ofrece esta sociedad europea perfecta reunida en torno al embajador. Argos, Volusia, Egenio y Virtelia son los amigos de Salastano y las diferentes caras de un mundo tan civilizado que no sabe como escapar de sí mismo.

 

JOSÉ LUIS ESTEBAN

¿Quiénes y cómo son los personajes de la función?

Andrenio y Critilo llevan embarcados toda la vida en una búsqueda infructuosa de la madre de Andrenio, un joven que fue abandonado nada más nacer en una isla y criado por las fieras que la habitaban. Critilo es un estoico que persigue la sabiduría, la virtud y cierta pureza moral alejada de la alienación  y la falsedad de una sociedad que se descompone, víctima de su propias contradicciones. El problema es que el propio Critilo también tiene las suyas propias, originadas en un pasado que se esfuerza en ocultar. Los dos componen una pareja de searchers que trasciende el tradicional reparto de roles entre maestro y discípulo.

Los residentes de la Embajada son una representación de los propios males que aquejan nuestra sociedad. Salastano, el diplomático; Egenio, el banquero; Virtelia, la doctora; Argos, el ministro de la fe; Volusia, la influencer,  componen un retablo simbólico de una civilización que se descompone, y al que solo sostienen sus rituales, sus ceremonias, sus paradigmas formales -morales y materiales- que cada vez más son solamente eso: formales.

Incluso Quirón, nuestro autómata músico, condiciona con su elección de temas y motivos musicales el desarrollo interno y externo de la acción.


“El criticón” cuenta con una estructura cercana al thriller. ¿A través de qué elementos lográis impregnar la función de este género?

Hay dos características propias del thriller que hemos utilizado como motores dramáticos de nuestra función.

Una: la generación de una sensación de suspense en el espectador por conocer qué sucederá en la trama a continuación. Este clima "expectante" se refuerza con la necesidad de resolver una serie de enigmas que la acción plantea. En nuestro caso, por un lado, averiguar la verdadera identidad y las auténticas intenciones de los residentes en la Embajada, que a semejanza de muchas de las convenciones que sujetan nuestras democracias occidentales, tienen más de apariencia que de realidad. Y por otro, descubrir qué ha sido, respectivamente, de las dos figuras femeninas que nuestros  searchers Critilo y Andrenio llevan buscando durante años en su viaje por todo el mundo: la madre de Andrenio y la novia de Critilo.

Dos: Es propio del thriller el ritmo ágil y dinámico, trufado de sorpresas que van condicionando la lectura de la trama por parte del espectador. Dramatúrgicamente es una de las características más distinguibles de nuestro Criticón. Los personajes entablan diálogos rápidos, llenos de ingenio y dobles intenciones, con un período de frase que quiere ser una concreción contemporánea del conceptismo barroco.


Una de las escenas más impactantes o llamativas de la pieza se produce cuando…

Una de las estrategias que los residentes de la Embajada utilizan para conseguir sus objetivos, que no desvelaremos aquí, es separar a Andrenio y a Critilo; sembrar la discordia entre ellos para dividirlos y derrotarlos. El joven Andrenio, imprudente e impulsivo, prepara, adoctrinado por los residentes, una performance que supone una burla despiadada de Critilo, con el que ha discutido poco antes. Para ello, todos se disfrazan de Critilo, con máscaras que reflejan  su rostro y un vestuario idéntico, y a través de un ritmo musical cercano a las sonoridades bollywoodienses, ponen en pie una representación grotesca, satírica y deformante, poblada de ironía y crueldad para subrayar las contradicciones del propio Critilo, un hombre acosado por los fantasmas de su pasado, que en este número bufo se ponen de relieve en toda su intensidad. Humor, música, ritmo, movimiento, dinámica, palabra, ironía y transgresión convierten esta escena en un momento muy especial de la función.

 

CARLOS MARTÍN

 ¿Qué enseñanza o conclusión se podría desprender de esta metáfora teatral?

De entre las múltiples metáforas que contiene la novela de Baltasar Gracián, nosotros hemos elegido dos, una la necesidad del ser humano de escapar de sí mismo, de su deseo nefasto de ser más que los demás, de dominarlos y someterlos a su capricho; algo que solo le conduce a la soledad y a la locura. Y dos, el ser capaz de evadir las trampas en las que le encierra la sociedad, con sus falsas ilusiones de riqueza, de poder político, de supremacía social, que solo traen infelicidad y desesperación. El camino para lograrlo, si es posible una redención, es mantener una actitud crítica y despierta, consciente de la falsedad, por muy agradable y cómoda que ésta aparente ser. Y, además, ser capaz de compartir ese conocimiento con quien lo necesita. Critilo, el Criticón, se salva porque es capaz de salvar al todavía inocente Andrenio.


Alegato final: ¿por qué motivos recomiendas ver “El criticón” al público madrileño?

Para el público puede ser una experiencia singular que apela a todos sus sentidos. Por un lado, un texto vibrante y lleno de ironía, con unos personajes a la vez reconocibles y extravagantes; y por otro, una puesta en escena llena de juegos equívocos entre los actores, que se relacionan  a través de rituales coreografiados y canciones con música en directo, todo ello  envuelto en una escenografía que no es lo que aparenta. La estética lleva al espectador, a través de un viaje mental, desde siglo XXI al exotismo de la India para acabar en el barroquismo decadente  del XVII, que en tantas cosas se refleja en nuestro posmodernismo actual.

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