Publicado el 01 de Noviembre de 2016
Beatriz Argüello
Obra: Estaciones de Isadora
Es importante saldar deudas con las mujeres que dieron saltos evolutivos en el arte
¿Cómo sobrevivir a la memoria del dolor? “Isadora Duncan lo intentaba consagrando su vida al arte, a la belleza, al amor y a los placeres cual diosa pagana; cruzando fronteras, traspasando límites con un espíritu revolucionario, incansable e insaciable”. Así explica Beatriz Argüello el porqué de esta inédita propuesta teatral en la que danza, música y palabra caminan de la mano. Embelesada por el texto poético de Hugo Pérez de la Pica y el piano de Mikhail Stuyonov, charlamos con la intérprete y directora de este exquisito viaje de esperanza, fuerza, soledad y belleza.
¿Qué nos ofrece “Estaciones de Isadora”?
Una pieza de teatro y danza inspirada en la bailarina Isadora Duncan. Un monólogo en el que cada estación nos ofrece un pliegue de su alma.
Háblenos de su personaje...
No me gusta el concepto ‘personaje’. Creo que el actor debe acercarse a la persona que va a encarnar de una manera real. No como alguien ficticio al que interpretar, sino como alguien real al que vivir. Isadora Duncan es una gran revolucionaria en muchos aspectos: del arte, de la danza. Vive en libertad sin comulgar con los patrones establecidos y defiende el advenimiento de la mujer como un valor necesario para la sociedad.
¿Qué le ha motivado a subir a escena esta potente personalidad?
Han pasado varios años desde que leí su autobiografía y sentí el impulso de hacer algo con ella en el teatro. Sentí una conexión con su dolor muy grande que me sorprendía a mí misma. Durante este tiempo, he sido empujada a hacerlo y, superando dudas y miedos, aquí está. Es importante saldar deudas con las mujeres que dieron saltos evolutivos en el arte.
Este montaje ofrece un punto de vista inédito. ¿Algún ejemplo?
Uno de los aspectos más atractivos es la puesta en escena donde aflora la poesía, la danza y la música como elementos expresivos que conviven en un universo único en el cual sería impensable expresar sentimientos o pensamientos de otra manera. Hugo Pérez de la Pica –autor y codirector– ha escrito siete poemas, siete caídas llenas de imágenes de una gran complejidad y belleza. Ha sabido transformar el alma de Isadora en poesía.
La frase que más placer le produce pronunciar de este texto es...
“Dentro de un ramo de calas, aparecen vuestras manitas de membrillo…”.
¿Y uno de sus momentos favoritos, ése que llama la atención por su gran belleza o intensidad?
El momento del agua. El agua como elemento inspirador para Isadora, la cual reflejaba con sus brazos la continuidad de las olas del mar y, al mismo tiempo, como elemento trágico que marca su vida para siempre, pues sus hijos mueren ahogados.
¿Qué ‘esfuerzos extra’ ha hecho para prepararse un papel que conjuga música, danza y poesía?
Adentrarme en el mundo de la danza que, después de tantos años, está suponiendo un gran placer y, al mismo tiempo, un gran esfuerzo físico y psíquico. La disciplina del bailarín es brutal. Son los atletas del arte.
Si se pudiese dar un salto en el tiempo hasta un siglo atrás y tuviera la oportunidad de compartir una cena cara a cara con la verdadera Isadora Duncan, ¿qué le diría?
La invitaría a la función, sin duda. ¡Ya está invitada de hecho!
¿Por qué nadie debería perderse este estreno en el Teatro Español?
Porque es un montaje arriesgado y que nos desestabiliza. Un viaje sensorial encarnado en el cuerpo de una mujer en búsqueda constante y en renuncia permanente. El público entrará de lleno en estas estaciones y en la memoria nueva saldrá transformado.