Revista teatros

 Dejó el Periodismo para dar rienda suelta al ‘artisteo’ que le corría por las venas desde bien pequeña. Debutó en teatro junto a Concha Velasco, fue otra de aquellas jóvenes promesas de “Al salir de clase” y ha logrado consolidar una trayectoria todoterreno que la ha llevado, entre otros, a protagonizar el exitoso musical “Fama”, a cantar con Carlos Núñez, a ganar el Premio a la mejor actriz en el IV Festival de Cine de Cans por el corto “Sin plomo” o a hacerse tremendamente popular como Judith Becker en “La que se avecina”. Ahora se mete en este enredo de Marivaux…

¿Qué tiene que contarnos Marivaux a los espectadores de hoy?

Es un autor que escribe de una manera muy contemporánea, yo creo que era un adelantado a su tiempo, y habla de cosas muy actuales. Para empezar de la corrupción a todos los niveles, a gran escala en los políticos, en las personas que tienen el poder, pero también la corrupción personal, dónde está tu precio cuando te ponen algo enfrente que tú deseas mucho. Por otro lado habla de amor, de desamor, de perversiones, de engaños, de rivalidades, de cómo están sucediendo cosas delante de nuestros ojos, pero te están diciendo que no están sucediendo, tú las estás sintiendo pero no tienes pruebas de que sucedan. Por ahí va muy bien el título que ha puesto Amelia de El lenguaje de tus ojos.

¿Cómo se convierte Cristina Castaño en la Princesa de Barcelona, cómo le llega el proyecto y qué le hizo decir sí?

Amelia Ochandiano era una directora que yo conocía y admiraba con lo cual cuando llegó este proyecto para mí fue una alegría recibirlo. Además, me ofrecía interpretar un texto clásico donde se habla de grandes temas. Yo estoy acostumbrada ahora mismo a hacer comedia en TV y lo que me están llegando para hacer en teatro es comedia, pero quería mostrarle otra cosa al público. Yo como actriz necesitaba algo más grande para contar. Y Amelia me lo ofrecía con este texto, con este autor y con este personaje que lo llevo interpretando desde el 5 de junio y todavía me sorprendiendo y del que sigo descubriendo cosas.

Dicen que las mujeres de Marivaux son potentes, con contradicciones. Háblenos de su personaje, ¿quién es, cómo es, cómo definiría a la Princesa de Barcelona?

Es una princesa que ha sido educada para ello y que tiene muy claro cuál es su deber. Se mueve bien en el mundo de la diplomacia y de las decisiones importantes, pero no controla tanto el mundo de las emociones. Y se enamora por primera vez locamente de un hombre del que desconoce su origen… Ella sabe que debería casarse con alguien acorde a su posición y éste es un hombre noble de corazón pero no de sangre. Su mejor amiga le dice que el pueblo se merece alguien que merezca ser príncipe, no que lo sea. Decide dejarse llevar por sus emociones… Yo he descubierto cosas del personaje muy bonitas, la princesa es muy pura en sus valores, tiene unos valores muy puros y toma decisiones conforme a esa pureza y son unas decisiones muy difíciles a nivel humano de llevar a cabo y ella lo hace. Es una mujer muy valiente y de una humildad muy grande. Con todo el poder que ella tiene como princesa toma decisiones muy humildes, con mucha grandeza humana.

¿En qué se parecen y en qué se diferencian la Princesa de Barcelona y Cristina Castaño?

Evidentemente hay algo de todo esto que me resuena. Cuando yo leí esta función lo que me llamó la atención es cómo ella apostaba por eso, cómo para ella la amistad era un valor tan grande, cómo el amor era algo tan dificultoso o cómo tomar una decisión de este tipo. Hay algo que yo admiro de ella y hay cosas que me resuenan en mí, pero también es verdad que yo he descubierto que yo no soy tan fuerte como ella a nivel humano, he descubierto la grandeza de ella a través de mí, de verme a  mí en una situación parecida en la vida real y descubrir que a lo mejor yo no podría tomar esa decisión. La princesa me enseña cosas.

Aunque su carrera tiene ya una trayectoria sólida, se ha hecho tremendamente popular por su papel en “La que se avecina”. ¿Es verdad eso de que por la calle le llaman cuchufleta?

Claro, claro (risas). O te llaman Judith, o te llaman ‘cuchufleta’ o ‘guarrilla pelirroja’ (risas). La gente te llama por lo que conoce de ti en la TV.

¿Cómo vive la popularidad? ¿Uno se acostumbra?

Hay días y días, pero en general se vive con agradecimiento porque cuando llevas tantos años en esta profesión, que yo ya he vivido esta situación con “Al salir de clase”. De alguna manera se vuelve a repetir aquello. Ahora me siento querida por el público. Cuando ves cómo funciona esta profesión, un día estás ahí, otro día no estás, tú sigues trabajando pero no estás tan visible para el público y cuando sucede lo que hay que hacer es agradecerlo porque no pasa todos los días que estés en una serie que tenga esta audiencia y que el público quiera tanto. Como mínimo la gente se merece una atención, una sonrisa, auqnue a veces no te digo yo que te puedan pillar en un día malo (risas).

La del actor es una profesión muy inestable. Usted ha estado haciendo cine, televisión y teatro. Pero, ¿una se plantea el momento en que el teléfono no suene?

Es difícil cuando te están llegando tantos proyectos, ahora estoy viviendo una época tan bonita y tan dulce de mi carrera que cuesta pensar que en algún momento no vaya a ser así, pero evidentemente es algo que tienes presente. En esta profesión no puedes sostenerte todo el tiempo arriba, va a haber momentos para todo. Tampoco pienso en ello, lo que piensas es trabajar lo más duro que puedas para sostener todo esto, para que la cosa vaya a más, para que tú puedas mostrar más, que esto sea solo un empujón para poder mostrar todo lo que yo llevo dentro como actriz que creo que es mucho.

Usted llegó a Madrid para estudiar Periodismo, pero ya le había picado antes el gusanillo de la interpretación, ¿no? ¿Podríamos decir que lo llevaba en la sangre?

Para mí era una excusa… Me viene de mi familia, mi padre tocaba el piano, mi madre canta, mi abuelo director de la zarzuela, mi abuela te imita a Lina Morgan, mi hermano Nacho es director de doblaje y actor también…  Yo desde pequeña abría la boca para cantar y ya recibía un aplauso de mi madre, cuando había una boda o una Comunión yo era la primera que salía a cantar y bailar. Es algo que he mamado desde pequeña, que nunca me ha resultado extraño y que siempre he sentido el apoyo incondicional de mi familia para dedicarme a esto y esto ha sido fundamental.

Actriz, mujer, triunfadora… ¿Qué consejo les daría a las jóvenes actrices que están empezando?

Que confíe en sí misma, que cuando uno es actor, es actor. Si tú sientes en tu corazón que eres actor, tienes que ir a por ello. Cuando no tienes elección lo único que te queda es tirar para adelante y confiar y que nadie te haga dudar de ti misma y que se gusten mucho, que se quieran mucho.

¿Con qué gran actriz a la que admire le gustaría tomarse un café?

Con Meryl Streep. También con Nuria Espert también me gustaría tomarme un buen café y hacerle unas cuantas preguntas.

Si pudiera elegir obra, personaje y director de teatro, ¿lo tendría claro?

Me haría una Electra… ¿Con qué director? Tengo varios, pero te podría decir Miguel del Arco o Sergio Peris-Mencheta o Pablo Messiez. Es muy difícil (risas).

¿Cuál es la lección más valiosa que le ha dado esta profesión hasta ahora?

Son muchas, que no hay nada hecho, que todos los días tienes que salir a darlo todo.

Proyectos futuros…

Sí, sí… Acabo de rodar un cortometraje con Eduardo Chapero Jackson que está en postproducción, otro que se llama “Vida”, que es muy especial porque lo protagonizan niños con deficiencias intelectuales y participa también como actor Javier Gutiérrez. Cuando termine “El lenguaje…” a finales de marzo me voy a Almería a participar en la película “La madriguera” con Francisco Conde y Adriana Torrebejano y el director Curro González, que es su ópera prima y ya más adelante ruedo que me hace mucha ilusión el segundo largometraje de Vicente Villanueva que lo protagonizo jutno a Carmen Ruiz y se llama “Móstoles no es lo que parece o la importancia de llamarse Encarna” y una novena temporada de la serie…