Revista teatros

Hablar de Gutiérrez Caba es hacerlo de la historia viva del oficio en España. Tras casi medio siglo de profesión, le hemos visto bordar cada papel en cine, teatro y televisión, los últimos en “Drácula” sobre las tablas o “Gran Reserva” en la pequeña pantalla. Ahora se mete en política...

¿Qué destacaría de “Poder absoluto”?

Es una obra muy bien escrita, muy bien planteada, tiene puntos muy brillantes y eso la hace especialmente seductora. Casi todo lo que nos viene de política y del mundo de las finanzas nos viene escrito desde fuera, pero ésta es una obra escrita aquí y por una persona de aquí. Eso tiene doble mérito.

¿Cómo es su personaje?

Es un político conservador que aspira a la presidencia de su país y tiene una idea del poder y del control del partido muy particular. Le encarga a un político más joven  una tarea que requiere de su concurso y que es complicada. Es uno de los quiebros de la obra. 

¿Es posible hablar de política sin hablar de corrupción?

No es posible hablar del ser humano sin hablar de corrupción. La política y el poder están muy juntos y la corrupción está muy unida a poder y política, pero también otras cosas. Hay corrupción en las relaciones personales, familiares... pero de otro tipo.

¿Qué es lo primero que haría si fuera político?

Dejar de serlo (risas). Individualmente los políticos están como los ciudadanos: muy desarmados, dependen de complejos pactos.

¿Ni siquiera se quedaría para bajar el IVA a la cultura?

Hacer las cosas es fácil, deshacerlas es lo difícil. Claro que quitaría el IVA a la cultura, es uno de los errores históricos más graves que se han cometido. Esta voracidad recaudatoria que le ha entrado al gobierno obedece a que el deficit público se les ha disparado por culpa de su ineptitud personal y de haber dejado correr las cosas durante años.