Revista teatros

 Dramaturgo y poeta, director y una de las voces más conmovedoras y aplaudidas del teatro actual. Alberto Conejero dirige su primera edición del Festival de Otoño convencido de que “en estos tiempos tan difíciles, el teatro, la danza, la poesía –en fin, toda la cultura– son esas linternas con las que logramos caminar por la oscuridad. Para descubrir quiénes somos, quiénes tememos ser o quiénes podemos llegar a ser”. Charlamos con él para saber cómo se sueña y se levanta un festival en tiempos de pandemia.

Ha comenzado esta edición del Festival de Otoño citando a Emily Dickinson: “Estoy afuera, con linternas, buscándome a mí misma”. En estos tiempos raros, difíciles y llenos de incertidumbre, dice que este festival se presenta más necesario que nunca. ¿Por qué? ¿El teatro, el arte, siempre nos salva?

Lo que nos condena es quedar reducidos a mera fuerza de producción y consumo; el arte nos recuerda nuestra condición tan frágil como prodigiosa; nos hace dudar, nos violenta, nos alivia, nos ayuda a comprender y a comprendernos.

¿Cómo se sueña, se prepara y se levanta un festival en tiempos de pandemia? ¿Cómo ha sido ese trabajo?

Detesto los discursos heroicos, la romantización del sacrificio. Soy perfectamente consciente de mi condición provisoria de privilegio. Tengo por el momento salud y trabajo. He sido consciente de la enorme responsabilidad de mi encomienda en la situación actual y mi desvelo fundamental es que el Festival se celebre, las compañías puedan trabajar y el público acceder a la cultura. Sería obsceno poner en el centro del discursos mis dificultades. Intentamos cumplir con nuestro deber con fe, imaginación y estando del lado del sí.

¿Cree que la situación que vivimos a causa de la covid-19 le ha hecho tener que enfrentarse a dificultades añadidas? ¿Ha tenido que renunciar a ideas, montajes, artistas… a causa de esas dificultades? 

La sección del internacional del Festival ha sido lógicamente la más afectada; algunas producciones que iban a formar parte de esta edición han tenido que aplazarse; prefiero, en todo caso, hablar de lo que sí hemos podido hacer y de las iniciativas que han surgido de la coyuntura como el ciclo Confín, Dramaturgia transmedia o Pictura Fulgens.

37 ediciones anteriores. ¿Con qué Festival de Otoño se encontró Alberto Conejero?

Aprecio enormemente el trabajo de mis predecesoras y predecesores; el Festival ha pasado por muchas vicisitudes y transformaciones.  Cada cual lo ha hecho lo mejor posible dentro de sus aspiraciones y poéticas. He recogido ese legado con cuidado y aprecio.

¿Y qué Festival de Otoño imaginaba cuando tomó las riendas?

Un Festival abierto, plural, diverso, paritario; un Festival que recuperarse su condición de tal, de acontecimiento extraordinario en la vida escénica de su territorio; que sirviera de punto de encuentro, de tornadizo de lenguajes, de dinamizador de la creación local, de pértiga para nuevos proyectos.

¿Cuáles son las líneas que vertebran esta 38ª edición del Festival de Otoño?

El apoyo a la creación local, la multiplicación de espacios, escenarios y lenguajes; la recuperación del diálogo con administraciones e instituciones de distinto ámbito; la hibridación de voces, territorios y poéticas;  Debido a la situación actual, no ha podido acentuarse como yo hubiera deseado la presencia iberoamericana aunque contamos con creadores de México, Uruguay Argentina. Todo está atravesado por el presente, todas las creaciones se han resignificado y dialogan con nuestra fragilidad actual. 

No le vamos a hacer elegir entre sus espectáculos favoritos, porque sabemos que son todos, pero denos algunas pistas de artistas o espectáculos que no deberíamos perder de vista...

Creo que el Festival propone lenguajes y poéticas no tan habituales en la programación de nuestros teatros como lo son el teatro de objetos o el teatro físico; hay estrenos absolutos de algunos de nuestros creadores más importantes, ellos y ellas; y además la presencia de compañías internacionales excepcionales. Pero, si me lo permitís, no voy a destacar ningún nombre propio.

Háblenos un poquito de las actividades transversales que ha preparado el festival. No podía faltar, entre ellas, Confín… 

Confín nació durante el primer confinamiento. El Festival de Otoño no podía esperar a sus fechas de celebración para estar del lado de los profesionales; desde abril diez equipos artísticos han trabajado en la exploración poética de la situación actual desde miradas y poéticas muy diversas. Estas diez exploraciones sobre el límite se han convertido en un ciclo dentro del Festival que tendrá lugar en la Sala Réplika. Dramaturgia transmedia nos permitirá viajar como espectadores a bordo de tres propuestas nacidas para las múltiples posibilidades y canales de este tipo de formatos; contamos aquí con la colaboración del programa radiofónico La Sala, capitaneado por Daniel Galindo; Pictura Fulgens es el encuentro entre poesía, cuerpo y pintura en el Museo del Prado.

Hablábamos antes, imposible no hacerlo, de tiempos de pandemia. Amamos el teatro, reunirnos en torno a cualquier manifestación artística, pero ahora también nos preocupa hacerlo con seguridad. Para tranquilizar a la gente, ¿qué medidas ha tomado el festival para que podamos disfrutarlo ‘sin riesgo’?

Las salas han aplicado planes de prevención y protocolos rigurosos y eficaces; asimismo las compañías siguen escrupulosamente su plan de riesgos laborales. Este trabajo conjunto es lo que nos permite afirmar que actualmente hay pocos espacios tan seguros como los teatros.

Termine la frase: Cuando llegue el 30 de noviembre, Alberto Conejero será feliz y estará orgulloso si…

Si el Festival de Otoño ha contribuido a mitigar la situación de emergencia del sector de las artes escénicas y si la ciudadanía ha tenido la oportunidad de participar de una experiencia poética en este tiempo tan difícil.