Revista teatros

El Teatro Pavón emprende este mes una nueva y emocionante aventura y nos regala una programación de calidad y grandes espectáculos. Levanta el telón la obra “¡Ay, Carmela!” de Sanchis Sinisterra, protagonizada por Cristina Medina y Santiago Molero (del 2 al 16/XII), que alterna funciones con el musical familiar “Cuento de Navidad”, basado en la obra de Dickens y protagonizado por Fernando Cayo (del 3 al 18/XII). Y Ron Lalá desembarca a fin de mes con la desternillante “Villa y Marte” (del 23/XII al 22/I) y “¡Shhh! La reina del silencio”, una obra para público familiar (del 25/XII al 22/I). Por VANESSA RAMIRO

¿Música y humor es el cóctel perfecto para despedir 2022 y arrancar 2023?    

ÁLVARO: No se me ocurre un regalo mejor para pasar de año, entre risas y canciones, eso sí, con un regusto cítrico... 

YAYO: ¡Música y humor (y yo le agregaría Teatro) es el cóctel perfecto para vivir!

Mucho de ambos ingredientes hay en los dos espectáculos que traen al Pavón.

YAYO: Está claro que si. La reina del silencio es un infantil que hemos recuperado de los baúles creativos Ronlaleros y adaptado para ponerlo otra vez en pie y Villa y Marte tiene ya un recorrido por toda España en el que está siendo muy exitoso. Un Sainete cósmico, un homenaje al género chico para recordar el inmenso Patrimonio que existe y que además ha sido disparador de toda una corriente y décadas de cultura tanto aquí como en Latinoamérica. El sainete, la zarzuela luego, la revista, el teatro por horas, todo ello nos ha traído hasta aquí.

El primero: “Villa y Marte”. ¿Cómo se hace el género chico en clave ronlalera?

YAYO: En primer lugar con mucha investigación y muy poco prejuicio. Siendo libres en la composición musical. Generando en escena un "aroma" actoral que se acerque pero que a la vez transite por otros caminos. Diseñando un espectáculo colorido y muy variado desde el punto de vista de los timbres de los instrumentos. De mas está decir que fue imprescindible el aporte de Tatiana de Sarabia en vestuario y espacio escénico y de Miguel Ángel Camacho en las luces.

ÁLVARO: El sainete y el género chico son la referencia de la que partimos, pero llevada al delirio de la ciencia ficción marciana. Tratamos de revivir en clave ronlalera un género perdido, con sus ingredientes inevitables: el lenguaje castizo, la apoteosis de la verbena popular, la poesía sencilla y graciosa del romance, la música en directo... Todo envuelto en el sello de identidad de la compañía: nuestra música, nuestro ritmo en escena y nuestro humor. Queremos llevar al patio de butacas la magia de aquellas piezas de Chueca, Bretón, Arniches y tantos otros, reconvertida en un disparate cómico-fantástico. Un canto de amor a un tipo de teatro popular, festivo y crítico que conforma una de las raíces del humor nacional.  

La historia no tiene desperdicio. ¿Nos la cuentan brevemente? 

YAYO: Hay una misión para conquistar Marte y viajan un capitán con su androide que se llama T.R.A.S.T.O, al llegar encuentran que hay vida, pero no sólo que hay vida sino que hay una verbena ese día, pero no solo que hay verbena ese día, sino que además hay una ciudad que de llama MartiZ... ¡Y no sigo que lo cuento todo!

ÁLVARO: Un capitán, junto a su androide TRASTO, llega a Marte para conquistar el planeta, pero al amartizar en el río Martanares conquista su corazón Marta Martínez, lavandera mutante de ocho ojos, les lleva a la verbena de la ciudad de Martid mientras les persigue el gendarme Rogelio Rojo y el celoso organillero Martín Colorado. Es una trama de amores, celos, riñas y chulería que emula a aquellos juguetes cómico-líricos de finales del XIX y principios del XX, ahora en otro planeta (que se parece mucho al de nuestros abuelos)...

¿Cómo y a quién suena “Villa y Marte”? ¿Cómo es la música?

ÁLVARO: La música original de Yayo Cáceres, Juan Cañas, Miguel Magdalena y Daniel Rovalher, con dirección musical de Miguel Magdalena, funde la música popular de la época del sainete (chotis, pasodoble, polca, mazurka...) con el retrovanguardismo de la música electrónica y los sintetizadores. Se trata, sin duda, de los temazos que suenan en las radios de Marte... 

YAYO: Suena claramente a Ron Lalá. Las composiciones de Miguel Magdalena, Juan Cañas, Daniel Rovalher y Yayo rodean las letras de Álvaro pero además está llena de música incidental. Te diría que como siempre en nuestros espectáculos. La música es muy muy variada y va desde baladas de amor a ritmos casi imposibles de encasillar. Desde luego insisto en que probablemente lo que tenga es un desarrollo tímbrico novedoso.

“¡Shhh! La Reina del Silencio” es su apuesta para público familiar. ¿Qué nos vamos a encontrar en este espectáculo? 

ÁLVARO: Una obra para toda la familia llena de canciones, con un juego escénico minimalista, tres grandes intérpretes y muchísima marcha, y una especie de fábula para aprender de forma activa los elementos que conforman la música.. La historia del Duende Lerende, rapero y ecologista, que con ayuda de Dorremí, caballero de la Música, y su guitarra sideral, tendrá que descubrir las claves de la música para enfrentarse a la amenaza de la Reina del Silencio.  

YAYO: Nos vamos a encontrar en síntesis con una cosa que sabemos de sobra y a veces la olvidamos. Que se ha olvidado en los ámbitos educativos e incluso en los hogares y es que sin música no se puede vivir. La música es necesaria no sólo ya para escucharla y que nos mejore el alma, sino para complejizar el cerebro, tener niños y jóvenes creativos y curiosos y por tanto, libres. Creo que saldremos de allí sabiendo cosas fundamentales de la música y nuestra relación con ella. A mi me encanta y considero que es un acierto haber hecho la Reina. 

¿Es verdad eso de que los más pequeños son el público más exigente? ¿Cuáles son las claves que tienen en cuenta cuando idean este espectáculo para, al menos sobre el papel, pensar en captar su atención?

YAYO: Es cierto eso de que los niños son el publico más exigente. Ellos no tienen filtro. ¡Se aburren y se aburren! El sentido de la infancia es el juego y el del teatro también, por tanto creo que sin duda ese es el punto de encuentro con ellos y con todo el público. Confío en que todos tenemos un rincón en el que aún somos niños con ganas de jugar. El teatro es el ámbito ideal para eso. Te cuento una anécdota... Cuando hicimos Siglo de Oro Siglo de ahora (Folía) decidimos hacer una versión infantil que se llamó Esos locos barrocos y la adaptación consistió en ¡Hacerlo igual! pero con tres actores en lugar de cinco. Si a los niños los tratas de igual a igual vienen hacia ti.

ÁLVARO: El espectáculo es una nueva versión de nuestro primer familiar, allá por principios de siglo; ya entonces descubrimos que el público infantil y juvenil se engancha de inmediato, participa a fondo y disfruta sin prejuicios si das toda tu energía y te empleas a fondo y eres honesto. Ahora, con muchos años de experiencia, un elenco estupendo y la poética y vigorosa dirección de Yayo, esperamos que los niños nacidos ya en el siglo XXI vibren todavía más y descubran la magia del teatro con nosotros.  

Cuando se planea ver un espectáculo familiar suele surgir la duda: ¿También para los adultos? No ha de ser incompatible, ¿no? Gustar a todos los públicos.

YAYO: Creo que no y que está expuesto en la respuesta anterior. Siempre hay un punto de encuentro en el arte. O es el texto, o es la imagen, o es la musica, o son las luces, o es la escenografia, o son los actores... siempre hay por donde entrar y encontrarse.

ÁLVARO: ¡Por supuesto! Tanto Shhh (concebido en principio para niños y jóvenes) como Villa y Marte son obras para todos los públicos, porque cada espectador de cualquier edad comprende y disfruta de una de las capas que conforman el espectáculo. Y Shhh está lleno de guiños, referencias y canciones que los adultos van a gozar como si fueran niños, y es que de eso se trata; al fin y al cabo, un patio de butacas es también un patio de recreo, de juego, de volver a ser niños y disfrutar del juego colectivo. 

¿Por qué no debemos perdernos ninguno de los espectáculos ronlaleros esta Navidad?

ÁLVARO: Porque es una ocasión estupenda de brindar por el año nuevo con una buena dosis de Ron Lalá por partida doble en un espacio escénico tan importante y popular como el Pavón, que retoma su andadura estos meses y que vamos a convertir en una verdadera fiesta.

YAYO: ¡Porque estas fechas están hechas para pasarlo bien! ¡Salud!

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