Revista teatros

 A Pablo Béjar lo hemos visto bordar papeles en “Haz Clic Aquí” y “#Malditos16”, pero sobre todo lo ha hecho con la Joven CNTC –“La dama boba”, “El banquete”...–. Anna Moliner, vinculada a la Cía. T6 del Teatro Nacional de Cataluña, ha brillado en “Mar y Cielo”, “Toc Toc”, “Las brujas de Salem”... Ahora ambos protagonizan, a las órdenes de Natalia Menéndez, esta comedia de Tirso que abre la temporada del Teatro de la Comedia. La primera con Lluís Homar al frente de la CNTC.   Por MARÍA Gª

¿Qué se siente al pensar que protagonizan la obra que abre la temporada de la CNTC en La Comedia?

Si ya sería especial para mí estrenarme en La Comedia, la situación que vivimos todavía lo hace más único. Siempre sientes una cierta presión y nervios, pero después de lo que ha pasado sólo pienso en disfrutar y compartirlo con el público.

Además, una temporada singular, primero por todo lo que ha pasado estos meses y segundo porque comienza la nueva era de Lluís Homar al frente. De momento sobre el papel, ¿cómo creen que será esta nueva etapa de la Compañía? 

Desde luego nos tendremos que adaptar a muchas cosas nuevas. Y vivir más que nunca al día. Al principio de la pandemia pensaba que, al ser actriz, ya sabía lo que era vivir el momento, pero después me he dado cuenta de que, como todos, es complicado vivir sin garantías. Una de las cosas que agradezco mucho a Lluís fue su decisión de reprogramar y no cancelar ninguna producción.

Vamos a la obra: “El vergonzoso en palacio”.  ¿Cómo la definirían, qué es, qué tiene de especial y a qué nos enfrenta, de qué habla?

Como toda pieza maestra, es universal y siempre te permite descubrir cosas nuevas. Personalmente me quedaría con el canto que hace al amor, a la bondad y al mismo teatro. A la necesidad que tenemos los humanos de representar para sobrevivir. Y a la belleza de vivir. Cuando leí la obra por primera vez me dieron ganas de enamorarme y deseaba hacer el personaje de Madalena para descubrir este proceso vital que hace. Una mujer llena de vida que hará todo por conseguir su amor y por el camino se descubrirá a sí misma.

Siempre decimos que los clásicos, pasen los años que pasen, nos siguen hablando a los espectadores de todos los tiempos. ¿El público de este 2020 se va a ver reflejado en lo que cuenta Tirso? ¿Por qué?

Creo que los clásicos siempre son necesarios. Y pienso que deberíamos darles mucha más importancia y presencia en nuestra cultura y tradición. Porque siempre nos enseñan aspectos de nosotros mismos, de quiénes somos, de dónde venimos. Me gusta imaginar qué pensaría Tirso de nuestro montaje. Sea como sea, y más en el momento que vivimos, el teatro y el mensaje de esta obra son más necesarios que nunca. Y creo que el público lo va a valorar.

¿Cómo es el Tirso de Molina que firma esta obra, qué nos dirían de él?

Natalia nos comentó el primer día que ella había escogido esta obra por la apuesta que Tirso hace por la bonhomía y el amor. El erotismo y el juego en las palabras están muy presentes también. Creo que en ésto Tirso fue muy atrevido. También en su apuesta por los personajes femeninos. En su momento creó un auténtico escándalo. Me identifico con su concepción del teatro y en especial de la comedia, como espectáculo total, dónde la fiesta y intelecto se dan la mano.

Háblennos un poquito de sus personajes, quiénes y cómo son, qué les caracteriza, qué les mueve…

Madalena es una mujer que cree en el amor pero nunca lo ha vivido. Hasta que ve a Mireno. Y su mundo se pone del revés. Su padre la ha prometido al Conde de Vasconcelos y ella debe obedecer.  Aquí llega lo maravilloso del personaje. Ella misma se da permiso para contemplar otro camino y luchar por lo que desea, por decidir la vida que quiere y descubrir su propia voz. Se permite también equivocarse, tener miedo, improvisar.. Está abierta a la vida y a descubrir. Es extraordinario como Tirso dota de esta profunda evolución al personaje. Como actriz siempre deseo hacer personajes como Madalena, que constantemente te hacen aprender y crecer.

Cuéntennos un poquito cómo es el montaje que está ideando Natalia Menéndez y cómo es trabajar con ella.

He tenido la suerte de repetir con Natalia. Hace cinco años trabajamos por primera vez en la obra de Alfred de Musset “No feu bromes amb l’amor” en el Teatro Nacional de Cataluña, y las dos supimos que tarde o temprano nos volveríamos a encontrar. Nunca se me va a olvidar ese primer cásting. Me preparé un monólogo del personaje a consciencia, pero pensaba que era dramático. Y en cuanto acabo Natalia me dice: “está muy bien pero no has entendido que vamos a hacer una comedia. Vuelve a hacerlo, pero cómico”. Lo intenté y salí del cásting pensando que había sido terrible. Y cuando me cogió me dijo que ella quería una actriz que supiera cambiar de registro. Así es Natalia, siempre te pone retos y te lanza a que te arriesgues y a que propongas cosas de tí que tú misma desconoces. Sobre el montaje os contará mejor ella, pero como he dicho antes lo principal es que es una gran comedia con una compañía de catorce actores que juegan como niños a recordarnos que el amor y la bondad son posibles.

Anna, usted también creció, por así decir, vinculada a la Compañía T6 del Teatro Nacional de Cataluña. ¿Qué aprendieron allí, qué recuerdos y enseñanzas guardan?

Siempre digo que entrar en la compañía T6 me cambió la vida. Yo venía de hacer musicales y deseaba hacer teatro de texto. En el T6 pude estrenar diez montajes en cuatro años, trabajando con diferentes autores contemporáneos como Pere Riera, Marta Buchaca, Jose Miró, Jordi Casanovas.. Fue un auténtico master para mí y probablemente no estaría aquí sin haber pasado por esa experiencia.

¿Tienen entre manos otros proyectos que puedan contarse?

Me haré la interesante y diré que hay cosas sobre la mesa pero nada concreto todavía. Bromas aparte, la verdad es que me siento afortunada porque estoy en un momento en que me puedo permitir escoger proyectos que realmente signifiquen algo para mí. También soy consciente de que ésto puede cambiar, pero de momento lo quiero saborear. Incluso con la incertidumbre que a veces conlleva.

Y antes de acabar, ¿por qué tenemos que ir a ver “El vergonzoso en palacio”, por qué no debemos perdérnoslo?

Me permito contestar con unos versos que dice el personaje de Doña Juana al final de la función:

“Pues a celebrar nos vamos

que vence el valor al miedo

y entre tanto desengaño

gana amor”